*Osvaldo
Me acerqué un poco a ella, desde hace varios minutos, vengo mirando sus labios y arden los míos por posarse en los de ella.
Fue decepcionante cuando ella giró su rostro y miró al suelo
—Lo siento, discúlpame— me anticipé a decir—. Yo creí…
—Yo no sé besar— me interrumpió.
Por supuesto que me alegre, no se quitó por qué no le gustará, sino porque no sabe. Me sentí enternecido por ella, tome su mano y la acaricié.
—Cuando estés lista te puedo enseñar.
Su rostro se puso rojo de la vergüenza y yo sonreí satisfactorio de su manera de actuar.
—¿Estás lista?, hay otro lugar al que te quiero llevar
—Si
Llegamos al parque de diversiones, empezamos a pasear por todos los puestos de comida.
Hacía tiempo pensé que tenía anorexia y me preocupaba que siguiera enferma, pero veo que
