— ¿Ya tienen los cobertores? —Observé en silencio todo el gimnasio repleto de personas que no estudian aquí. No hay señal de Jesse o en su caso, de Evan. Pero como era de esperarse, Patrick tiene su litera justo frente a la mía.
—Sí Patricio, tenemos suficientes cobertores. —Respondí en un tono de voz distante, estando aquí, con el enigma sobre la cara, también sobre la seguridad de mi familia con una tormenta como esta.
—No puedo creer que dormiremos aquí. ¿A quién se le ocurriría semejante estupidez? —Preguntó Patrick sin esperar respuesta. Mi lado paranoico quiere pensar que todo esto conspira en mi contra, pero sé que ya tengo los nervios de punta, y lo más probable es que mi mente esté jugándome una broma pesada.
Exhalé con fuerza y froté mis sienes, a ver si de ese modo no me s
