1: Mi Realidad

1220 Words
[ZEHRA] Dos semanas después de la boda: 10 de junio Desde el momento que mi sentencia salió a la luz, los regalos no han parado de llegar. El mundo celebra lo que ellos llaman el casamiento del año, más ninguno sabe que para mí, casarme con Leonardo fue como recibir una sentencia de por vida por un crimen que yo no cometí. Trabajar se ha vuelto mi adicción, trato de prolongar lo más que puedo las horas para regresar a aquella casa que ahora se supone es mi hogar. No sé cómo hacer para que la noche no llegue y mi cuerpo no tenga que estar al lado del suyo, o cediendo a ser de él solo para que el teatro no se caiga. Hoy todo debería ser diferente, el calendario marca que es mi cumpleaños, y mi treinta años deberían ser festejados a lo grande, sin embargo, aquí estoy en esta desolada oficina abriendo un regalo más de los tantos que han llegado como regalo de bodas e incluso por mi cumpleaños. De pronto, al abrir la tapa de esta enorme caja, me encuentro con algo tan diminuto que cabe en un pequeño sobre, y no entiendo porque alguien envolvería un regalo de esta manera. Saco el sobre escuchando un sonido extraño tal y como si su contenido fuera de metal, y al abrirlo y sacar lo que hay dentro, comienzo a asustarme. Voy hacia la puerta de la oficina con la intención de preguntar quien recibió esto, pero en cambio me encuentro con él frente a mí. Su altura que supera la mía y esos brazos que tantas noches fueron mi refugio, ahora parecieran ser ajenos. Sus ojos negros se fijan en los míos y trato de mantenerme firme para no quebrarme en llanto frente a él. —¿Por qué nos soltaste cuando nuestro inmenso amor cabía en algo tan pequeño como ese llavero?— Me pregunta y conozco el tono de su voz, él está igual de triste que yo. —Jordán, ¿Cómo fue que llegaste hasta aquí?— Inquiero firme. —¿Eso es lo único que dirás? Por si no lo recuerdas, yo tenía acceso a todo lo que se refería a ti, incluyendo esta oficina— Me responde sin dejar de mirarme y solo puedo cerrar mis ojos para evitar encontrarme con esos ojos —Zehra, mírame, no huyas más de mil por favor. Necesito entender que paso— Escucho su voz y de pronto sus manos están sobre mis hombros acompañando sus palabras. Siento como las lágrimas vuelven a caer por mis mejillas y en un gran esfuerzo, abro mis ojos encontrándome nuevamente con los suyos que reflejan lo confundido que esta —Es mejor que no lo sepas, perdóname, no quise lastimarte… te lo juro— Digo con mi voz entrecortada y él respira profundo. —Dices que no me quieres lastimar, pero me has hecho la herida más grande de toda mi vida. Merezco que, aunque sea me digas que ocurre, porque de repente te casas con ese hombre… tantas veces escuche tu repudio hacia él, y ahora…— Trata de decir, pero de repente mi nombre suena en la voz de quien ahora es mi esposo haciendo que mi corazón se acelere por la adrenalina. —¡Escóndete! Él no puede verte aquí— Le suplico mientras que lo empujo hacia el baño que hay dentro de mi oficina. —¿De verdad? ¿Me esconderás de él?— Me pregunta, y en un acto reflejo cubro su boca con mi mano para que no se escuche lo que dice. —No puedo lidiar contigo ahora, solo has lo que te pido— Insisto cuando cierro la puerta y para asegurarme de que él no salga, la cierro con llave. Me arreglo un poco para disimular que algo estaba pasando aquí, y escondo aquel llavero con el que Jordán me pidió matrimonio para luego cerrar la caja justo al momento que Leonardo entra a la oficina. —Mi muñequita, aquí estas— Habla haciendo que la manera que me llama provoque que lo odie más. —Aquí estoy corazón, ¿Por qué estas tan preocupado?— Respondo en mi mejor esfuerzo mientras que me toma por la cintura y me pega a su cuerpo. —No volvías a casa y me preocupe, es tu cumpleaños y tenemos que celebrarlo como se debe ¿no?— Responde sugiriéndome muchísimas cosas y finjo una sonrisa. —Disculpa, se me hizo tarde resolviendo algunos asuntos de la empresa— Miento y de pronto él lleva una de sus manos a mi abdomen haciendo que quiera sacarla a toda costa de allí. —Entiendo de lo que hablas muñequita, pero ya es hora de celebrar… te tengo preparada una sorpresa increíble, y quien dice, y esta noche no encargamos un pequeño Leonardo— Habla y no quiero imaginar lo que ha de estar pensando Jordán al escuchar esto. —Ya lo hablamos, no quiero un hijo todavía, tengo muchas responsabilidades como para encargarme de una más— Sentencio un tanto molesta, pero al parecer él también se ha molestado. —Zehra, esto no es un juego ¿lo sabes? Es un matrimonio y con el dinero que tenemos, puedes contratar a quien quieras para que te ayude, pero te exijo que tengamos un hijo ¿lo entiendes?— Expone en un tono lleno de amenazas y lo miro entrecerrando mis ojos. —Eso no estaba en nuestro trato, ¿acaso es una cláusula nueva que has añadido?— Le reto. —No vayas por ahí Zehra, sabes de lo que soy capaz… ahora vayámonos de aquí antes de que decida adelantar la noche en esta oficina— Sentencia e intenta tomarme del brazo para que nos vayamos de aquí, pero lo detengo. —Dame un momento, déjame retocar el maquillaje, aunque sea— Digo firme y sin más voy hacia el baño, abro la puerta disimuladamente con la llave y entro cerrando nuevamente detrás de mí. —¿Qué rayos está pasando Zeh? ¿Qué ha sido todo eso?— Me pregunta en un susurro y me toma del rostro —No puedes tener un hijo con él, no cuando…— Trata de decir, pero tapo su boca con mis dedos. —Te va a escuchar… lo siento, todo esto es más difícil de lo que tú crees— Susurro. —¿Por qué no confías en mi? ¿Por qué no me cuentas?— Insiste. —Ahora no, hoy no… te prometo que te contare todo cuando pueda— Le digo e intento salir del baño, pero él me detiene tomándome de la mano y jalándome hacia él. —Zeh, yo te amo ¿lo sabes? Soy capaz de dar mi vida por ti si me lo pides— Dice bajito y solo puedo acariciar su rostro. —Yo también te amo mi vida— Pronuncio entrecortado y cuando quiero alejarme, él me toma del rostro y me besa como solo él sabe hacerlo. —Feliz cumpleaños, no te olvides de mi por favor— Comenta sobre mis labios. —No lo hago, nunca lo hago… cerrare con llave, sabes cómo salir— Sentencio y sin más, salgo para volver a encontrarme con esa pesadilla que se convirtió en mi realidad.
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