Capítulo Diecinueve
Tosh
"No sé a dónde vamos, Keriona, pero seguro que no huele muy bien". El hedor se hizo más y más fuerte cuando Tosh siguió al niño por el sinuoso camino. El camino los llevó alrededor de altos árboles de jatobá y al lado de un arroyo estancado. "Ese hedor es como huevos podridos mezclados con aguas residuales".
Tosh no creía que hubiera muchas posibilidades de que alguien encontrara el sitio del accidente, pero por si acaso, había arrancado una página del libro de registro y había escrito una nota antes de que se marcharan. Apoyó la nota en el volante del piloto y cerró la puerta.
"Espera, Keriona", llamó al niño, que estaba a unos metros delante de él. "Esta pierna me está matando". La muleta ayudó, pero el dolor insoportable en su cadera le subió por la columna
