Capítulo 7: Gaia II

710 Words
—Denisse… no estoy de ánimos para nada como lo que buscas —musitó el rubio, con la mirada fija en el techo. La rubia se separó, y escaló más, apoyando sus brazos en el pecho ajeno para trepar y quedar sentada por encima de su estómago. —Solo quiero hacerte sentir bien —murmuró ella. Pero Luke negó con la cabeza. —En este momento… lo único que me haría sentir bien, también es lo único que no puedo tener —declaró. Para Denisse, venir aquí fue idea de su padre, una imposición y, aunque estar con su hermano era uno de los más grandes deseos de toda su vida, sabía que el amor que él le tenía, no era el mismo que ella le profesaba, y nunca sería así. Sin embargo… le dijo a su padre que haría lo que fuese necesario para que sus objetivos se cumplieran, y justo ahora eso era más que necesario. Puso las manos sobre los hombros de Luke y los apretó, para comenzar a bajarlas y rasguñar apenas la piel de su pecho, terminando de tirar las solapas frontales de la camisa a los lados. Se echó hacia atrás y bajó, para rozar los colmillos por sus clavículas. Bajó, rasgando con sus colmillos la piel del varón, hasta el ombligo, y sintió la tensión aumentar a pasos gigantes. Él no quería esto, pero a ella no debería importarle. —Deny… La llamó por ese cariñoso apodo que le puso desde el momento de su nacimiento, justo cuando ella iba de subida, y que la hizo detenerse y reflexionar. Pero no… La rubia subió hasta su cuello y lo mordió sin fuerzas, y repitió la acción varias veces a lo largo de la parte frontal. Subió con besos por su mentón, hasta tomar sus labios, y llevó las manos a tomar los brazos de su hermano, al detectar que subirían para detenerla, y los apretó contra el colchón. —No me detengas… —murmuró, para volver a besarlo. Él no correspondía, pero no cesó. Denisse afirmó su presión en las caderas ajenas, y comenzó a moverse en un baile suave que, poco a poco, segundo a segundo, comenzaron a aliviar la tensión, y llevaron al rubio a abrir la boca, ocasión que ella no desaprovechó, y lo tomó. Al sentirlo responder con sus labios, Denisse cantó victoria y lo miró. Él había cerrado los ojos y solo hacía leves movimientos. La menor no se detuvo, sin importar lo que sentía venir de él, ni desde afuera de la habitación, en la planta baja, y lo sintió removerse. Él la tomó de las caderas y, antes de que se diera cuenta, se colocó sobre ella en un ágil movimiento, que la dejo viéndolo con los ojos bien abiertos. Desde abajo, contempló los turbados orbes de su hermano brillar en desesperación y negatividad, en hastío y pesadez. Apretó las mandíbulas al sentir la zurda ajena contra su mejilla, y cómo esta bajó hasta sus pechos, para tomar uno sobre la tela del vestido y rozarlo con leves caricias. «¡Lo conseguí!», canturreó la mente de la menor de los Flabiano en un chispazo de alegría y complacencia, y se preparó para entregarse a él, como hacía mucho deseaba, como intentaba desde su llegada a esta propiedad. Luke bajó su postura, para meter la cabeza entre su hombro y cuello, y Denisse sintió su lengua limpiar una zona al medio, lo que la hizo estremecerse en espera y delicia; los colmillos del mayor tocaron su fina piel, llenando su cerebro de expectativa y haciendo a su cuerpo entrar en tensión… Pero la mordida jamás llegó. Tras largos segundos estático, Luke se separó de ella y se fue a un costado, para chascar con la lengua y quedarse recostado. —Te lo dije, Deny… no estoy de ánimos para nada de eso. Solo déjame en paz —soltó él, y se puso de nuevo las manos sobre el rostro. Denisse se sentó sobre el colchón y, con las ansias hechas pedazos, y las ilusiones rotas, no tuvo más opción que asentir. No tenía el poder para contradecir a su hermano. • • • —Gaia: Diosa primigenia que personifica la Tierra en la mitología griega.
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