Me despierto, me doy un baño rápido y bajo corriendo a desayunar para que no se me haga tarde para ir a la universidad, aunque realmente no se pierde uno de mucho estudiando historia.
-No se te olvide pasar por las cosas de la cena por favor-
-Si mamá-
-Sarah, llévate algo para comer en el camino-
Engullo mi cereal ya remojado y tomo mis cosas
-Comeré algo en la cafetería de la facultad-
Y antes de que siga insistiendo salgo corriendo hacia la facultad, no me quede lejos se puede ir caminando, pero esta vez no, ya se me hizo tarde así que voy corriendo.
Ahora que lo pienso, decidí estudiar este carrera solo por gusto y por mucha insistencia de mi mamá. en realidad yo quería seguir con la tienda de antigüedades, pero cedi a mi madre y estudie historia, por gusto.
Y justo cuando estoy por entrar al salón choco con alguien, tuve que levantar del todo mi cabeza para poder verlo, estoy segura que mide casi dos metros, tiene la piel oliva, ojos azul cristalino y cabello castaño claro.
-Lo siento, no te vi-
Suelta una carcajada ronca
-Me sorprende que no me vieras-
Se mete al aula y se sienta hasta al fono, justo a lado de mi asiento, estoy segura que es la primera que lo veo, el debería jugar basquetbol oh futbol americano, no estudiar teología.
Las dos horas de clase se me hicieron eternas, puede ser porque sentía una mirada encima de mi, podía sentir la tensión de el cuando se empezó a tocar el tema, no tiene pinta de que sea alguien religioso, aunque exactamente no sabría como se ve alguien religioso.
Mi siguiente clase es de etimología y me siento mejor al saber que el no esta ahí, aunque me cuesta concentrarme, debí desayunar más, muero de hambre.
Salgo corriendo a la cafetería, muero de hambre ojala encuentre algo rico de comer
-Oye-
Es el chico de dos metros, en unas cuentas zancadas ya esta a lado mío
-Dime-
-¿Vas a la cafetería?-
Asiento y comienza a caminar junto a mi
-¿Te hiciste daño?-
-¿Eh?-
-Al chocar conmigo-
-Ah, no-
El asiente
-¿Y las charolas?-
-Ah no, aquí te acercas con las cocineras y te dicen que hay para comer el día de hoy-
-Vaya, es muy diferente aquí-
Asiento
-¿Que te doy encanto?
-Un emparedado italiano, unas frituras y un jugo-
-Deberías comer mejor querida-
-Lo intento, hoy se me hizo tarde-
-Y casi me mata por eso, yo quiero pasta, estofado, papa rellena y una soda-
Me le quedo viendo, no solo por la cantidad de comida que pidió, sino por la naturalidad de el, como si no fuera la primera vez que pidiera su comida aquí.
-Ven aquí pagamos la comida-
Me sigue y cada quien paga lo suyo
-Gracias-
Decimos al mismo tiempo y para mi sorpresa también se sienta en la misma mesa que yo
-Ya no te vi en la segunda clase-
-Etimología-
El asiente como si eso lo explicara todo, pero es así ¿no?
-Soy Abiel por cierto-
-Sarah-
Abro mi emparedado y le pongo las frituras dentro, cuando termino de verlas, me doy cuenta que se me queda viendo como preparo mi emparedado.
-Sabe rico-
-¿En serio?-
-Si, algún día inténtalo-
-Lo hare y te daré mi veredicto-
Asiento y comemos en un cómodo silencio
-Bueno me voy, mi siguiente clase empieza pronto-
-¿Cual es tu siguiente clase?-
-Simbología-
-También la mía ¿Puedo ir contigo?-
Asiento
Todos voltean a vernos, a el más que nada, una persona que mide dos metros sin duda se da a notar sin esfuerzo; por suerte llegamos a tiempo y hay asientos disponibles, decido sentarme en los asientos más cercanos y para mi sorpresa el se sienta a lado mío y me dedica una sonrisa.
La clase se me pasa volando y son todas las clases que tendré hoy, lo cual agradezco el día de hoy.
-¿Ye te vas?-
-Si, solo tengo tres clases el día de hoy-
Salimos del salón y caminamos hacia la entrada
-Bueno entonces te veo mañana-
Me le quedo viendo, su sonrisa parece genuina, aunque un tanto extraño para mi, la naturalidad con la que me habla, me confunde.
-Mañana-
Me doy la vuelta y voy directo a la tienda de antigüedades; hoy fue un día raro, un chico nuevo que de la nada me habla como si nos conociéramos de siempre.
-Llegue-
-Salgo en un momento-
La voz de mamá viene de la bodega, supongo que llegaron cosas nuevas, bueno nuevas en el sentido de que son nuevas estando aquí.
-¿Que tal te fue?-
-Bien, supongo-
-¿Como esta eso?-
-Casi llego tarde a mi clase, y un chico nuevo estuvo casi todo el tiempo conmigo-
-¿Y es guapo?-
-¿Que? ¿Y eso que importa?-
Mamá se me queda viendo
-Si, si es guapo y alto muy alto-
-Hablando de cosas altas, me salió una noticia que encontraron unos esqueletos enormes en algún país de oriente ¿No hablaron de eso en la escuela?
-No mamá, estudio historia, no arqueología, si esos huesos de animal son reales, se dará la información correspondiente-
-No son animales, eran de humanos-
-Imposible que hayan huesos enormes de humanos mamá-
-Yo solo te cuento lo que vi en la nota, eso es todo-
Mamá alza las manos en defensa continua acomodando las cosas que llegaron yo me quedo pensando en lo que acaba de decir, no puede ser real.
Aunque si alguien del pasado de cruzara con alguien como Abiel por el camino dirían que es alguien enorme, monstruoso incluso.
Mientras hacia mi tarea, antes de ir a dormir, el encuentro con Abiel vuelve a mi, debe de ser extranjero, por aquí no hay personas tan altas, y esos ojos, es como si pudiera ver a través de mi, como si pudiera ver el alma, saber todo lo bueno y lo malo de ti.
Su nombre tampoco es común, lo busco en internet su significado "Dios mi padre" muy adecuado, supongo.
Me acuesto en la cama y me voy sumiendo en un sueño profundo y justo antes de quedarme por fin de dormida, me imagino a Abiel con un halo de luz sobre el y unas hermosas y grandes alas.
Es un ángel.