2

3063 Words
{Mila} Tomé asiento y pedí un wiski sin mirar al adonis directamente . Le ofrecí una sonrisa al mesero y acomodé mi cabello a un lado para voltear a su encuentro. Di palmaditas mentales mientras me felicité por mi increíble observación. Sus ojos eran aún más claros de cerca, su mirada me provocaba cosquillas por todo el cuerpo casi como si me hubiese acariciado con suaves plumas y ni hablar de cómo me ponía su cara de culo; podría haberme masturbado toda la noche con solo ver su ceño fruncido repasando mi cuerpo a la vez que acariciaba sus labios con el filo de su vaso de vodka. Al no ver sus intenciones de entablar una conversación y comenzando a cansarme solo de las miradas calientes, decidí ser yo la que hablaría y tomaría las riendas de la situación. Tal vez a otra chica le hubiera intimidado estar cerca de aquel tipo y ser expuesta a su mirada de rayos equis, pero yo no era otra ni cualquier chica. Era Mila Volkova y estaba más que acostumbrada a ser vista casi como un pedazo de carne para un lobo hambriento. - Es un gran honor el ser invitada por el dueño del lugar a este privado tan exclusivo, señor Ivanov - agradecí intentando que mi voz fuese como el canto de una sirena para él. Agarré mi bebida cuando me la trajeron y bebí un poco, sentí cuando mis labios se mojaron con aquel líquido y con toda la intención de que aquella mirada eléctrica se posara sobre ellos, los lamí con delicadeza -. Déjeme decirle que tiene un excelente gusto - halagué con doble intención, lo vi sonreír displicente y observé a las mujeres bailando con casi nada de ropa- ... con la decoración - añadí por último. Sonrió de lado y en ese momento muy divertido, al percatarse de mi manera de darle otro sentido a las cosas. Miró hacia donde yo lo hacía y admiró a las chicas bailando para sus clientes. - Gracias y es un placer tener aquí a tan bella invitada - apenas escuché su voz y flipé. Me ahogué casi como una quinceañera hormonada por su voz gruesa y sensual. Intenté golpear levemente mi pecho, pero mi intención fue sustituida por una mano en mi espalda dando pequeños golpecitos. Los vellos de mi espalda se erizaron cuando acarició con delicadeza con sus dedos y luego volvió a tomar su vaso y encender un cigarrillo. Respiré profundo y acomodé mi blusa en busca de olvidar la exquisita sensación de tener su mano tocando mi piel y la vergüenza que me provocó el haber actuado así. - Soy Mila, por cierto - me presenté y le ofrecí mi mano. Él no dudó en tomarla, llevarla a sus carnosos labios y besarme los nudillos lentamente. - Bueno Mila, me agrada saber que disfrutaste del show - señaló. Asentí, volví tomar un sorbo de mi bebida y observé sentarse en la mesa al mismo hombre que me llevó hasta ahí; me di cuenta mientras acomodaba mi cabello las miradas que esos dos compartían y cómo el tatuado le guiñó un ojo. - Mila - repitió saboreando mi nombre en sus labios al mismo tiempo que tomaba mi brazo para que lo mirara -, soy un hombre al que le gusta ir al grano...sin vueltas - comenzó a aclarar, apagó el cigarrillo y expulsó el humo. Hasta haciendo eso lograba ponerme los pelos de punta de una forma deliciosa - y desde que te vi entrar supe que algo tenías y está más que claro después del show que diste con una de mis mejores chicas, que sabes moverte como pez en el agua, en este ambiente - comentó y sus orbes grises inspeccionaron a detalle cada gesto de mi rostro -. Por lo que me gustaría que formaras parte del Olimpo - soltó sin tapujos. Abrí mis ojos de la sorpresa y negué inmediatamente, después le sonreí. Eso no iba a pasar. Ya tenía mi vida resuelta como para aceptar su propuesta, si es que era una propuesta. Trabajaba, estudiaba y por las noches me divertía como se me daba la gana. No tenía tiempo para perder en un trabajo que ya hacía por gusto propio, sin nadie que me reclamara ni mandara. Al querer darle mi negativa lo más cordial posible para poder seguir yendo y descubrir qué mierda pasaba en ese lugar, vi su mirada. Después de lo sucedido años atrás logré descubrir que podía dividir a los hombres que me atraían en tres categorías. La primera podía ser definida como follar y olvidar: en ella estaban los hombres que conocía cuando salía a bailar o de copas y sólo me dejaba llevar a la cama por simple placer. Eran fáciles de dejar en el olvido. Luego estaban los hombres que eran mis preferidos: los candidatos a compañeros de juego o mejor dicho, sumisos. Ellos no eran de follar y olvidar, eran los ideales para satisfacer mis retorcidas necesidades masoquistas, pero para lo único que los necesitaba era para que se sometieran a mis fantasías. Y por último estaban los hombres que eran cualquier cosa, menos seguros. Ellos me atraían desde el momento en que los conocía. Me veía consumida por ellos, absolutamente enfocada y dependiente. Huía de esos hombres, lejos y bien rápido. Dos segundos después de ver la intensidad de su mirada, sabía que debería estar huyendo. Me repuse en unos segundos y me puse de pie para irme lo más pronto posible. No me gustó descubrir lo que escondía su fría mirada, no me agradó ver cómo esas preciosas perlas me contemplaban. - Disculpe señor Ivanov, pero si usted piensa que me voy a quitar la ropa y abrirme de piernas al primer gilipollas que me pague unos cuantos euros, está muy equivocado - aseveré sin inmutarme o sin darle pie para que alegara. Dicho eso comencé a bajar lo más rápido posible queriendo huir. No lo logré. De un fuerte tirón fui conducida a una esquina oscura del salón y aprisionada contra la pared. Cerré los ojos y respiré agitada por la intensidad de su agarre. - A ver «Muñequita» - escupió con un impecable acento ruso que me dejó todavía más helada y su forma de llamarme en ese momento no se sintió como un apelativo cariñoso - Veo que no me conoces, por lo que te voy a dar una segunda oportunidad para que aceptes mi petición. No me gusta que me digan que no, Mila. Abrí los ojos de golpe incrédula por lo que había salido de su boca. Era evidente que ese tipo no sabía reconocer a las mujeres frente a él y me confundía con las putas de su club; sonreí para después darle una pequeña lección. - Señor Ivanov - lo llamé marcando con mucho énfasis cada silaba de su apellido -, su propuesta mne plevat' na - siseé hablando su idioma, aunque también era mío - o mejor dicho por si no me entendió en ruso... ¡ME IMPORTA UNA MIERDA! Intenté aflojar su agarre, pero al contrario de eso, él lo intensificó acercándose hasta rozar su nariz con la mía. - Entendí a la perfección «Muñeca» - volvió a llamarme de aquella forma y lo enfatizó tal cual yo lo había hecho con su apellido. Acarició mi mejilla con su nariz hasta mi cuello y logró que me estremeciera - Y déjame decirte que soy demasiado caprichoso con lo que quiero. - Pues señor - aclaré mi garganta cuando sentí mi voz demasiado rasposa - usted como que ya está bastante grandecito como para encapricharse igual a un niño - repuse y sonreí sarcástica -. Ahora le pido que me suelte y me deje ir, si no quiere que grite y arme el escándalo de su vida. Estaba dándole una amenaza patética contando con que estaba en su territorio, sin embargo, rogué para que tuviese un poco de pudor y nos evitara un bochorno. No dudó en mirar mis labios mientras cada palabra salía de mi boca y eso me dio una pequeña esperanza. - ¿Por qué te soltaría? - cuestionó con desdén y maldije en mi interior. Actuó tal como me lo esperé, aunque no deseé. Dio un pequeño beso en mi cuello y mis piernas perdieron equilibrio - Si lo único que me apetece en este momento es tenerte así... - nos miró señalando la situación en la que estábamos - empotrada a la pared - soltó burlón. Ignoré la necesidad que se estaba empezando a formarse en mi entrepierna y lo fulminé con la mirada. - ¿Intenta seducirme para que acepte ser una de sus putas, Alexander? - pregunté con notable repulsión, aunque fingida para mí. Mi molestia fue en aumento al ver que no me soltó ya que no permitía que nadie me tocara por mucho que me pareciera interesante y ese imbécil ya se estaba pasando de la raya. Al ver mi enojo, soltó una carcajada y apoyó la mano hecha puño muy cerca de mi rostro. - Para que veas lo considerado que soy, te daré hasta mañana al medio día para que lo pienses... ¿Te parece? - propuso y mis ojos se ensancharon, el maldito estaba bien loco si creía que me iba a convencer de los contrario. Aflojó su agarre en mi brazo y se alejó solo un poco - Aunque te advierto que si tu negativa sigue, lo voy a lamentar por ti, muñeca. Empujé su cuerpo del mío, sus últimas palabras lograron ponerme nerviosa y me hicieron sentir un poco en peligro, por lo cual no dudé en marcharme; escuché su risa y sentí sus ojos clavados en mi nuca. Mi luchadora interior me pidió no irme solo así, por lo que sin voltear a verlo le mostré mi dedo corazón. Me había cabreado hasta el tope de un momento a otro. Salí a toda prisa y busqué mi coche para largarme a Delirio de una vez por todas. El hecho de que estuviera acostumbrada a una forma de vida s****l diferente a la de los demás, no quería decir que no me escandalizara y hasta indignara por la manera con la que me trató ese imbécil. Era puta solo en la cama y con el hombre que quería, no con todos y menos por unos cuantos billetes. Aparqué en mi cochera y entré al club con la esperanza de encontrar un poco de paz en ese lugar. Mis demonios se sentían en casa, mi cuerpo se relajó una vez me senté en el primer taburete que encontré libre y no dudé en pedir un vaso de vodka para bajar el cabreo. Observé el panorama y hallé a la persona indicada para pasar la noche. Sonreí cuando me miró y apenas entregaron mi bebida me levanté a su encuentro y nos dirigimos sin preámbulos a uno de mis cuartos favoritos. Como había dicho antes... Puta solo con quien se me diera la gana. ____****____ Una semana después... Primer día de universidad después de las vacaciones, último cuatrimestre de mi carrera. Me levanté «felizmente» de mi cama a las cinco y treinta de la mañana para poder terminar con todo lo que tenía que llevar al despacho luego de salir de clases. Después de lo sucedido en el Olimpo no volví a tener ningún contacto ni con dicho lugar ni mucho menos con el petulante Sasha Ivanov. Al otro día de lo sucedido me percaté de que había dejado mi móvil en aquel club y sabiendo que no iba a recuperarlo tuve que hacerme a la idea de comprar otro, esa tarde recibí un llamado del portero anunciando un paquete en mi entrada por lo que bajé como estaba vestida y me entregaron en una caja justamente con el aparato que me había dejado olvidado, junto con una nota haciéndome la misma pregunta y un número de teléfono al final . Riéndome del alivio por haber recuperado mi celular me deshice del papel y escribí una respuesta rápida mientras subía a mi departamento. «NO» Ni una palabra más. No me iba a dejar doblegar por una persona que no me conocía ni cinco minutos y ya me quería de su puta. Estaba claro que las cosas iban a quedar como estaban y con el pasar de los días perdí el interés de volver a un lugar donde el dueño me había caído de cierta manera como patada al hígado, por lo que recibí un caso de abuso y puse mi cabeza al cien olvidándome por completo de Alexander gilipollas Ivanov. Mientras iba al vestidor, no pude evitar recordar mi espectacular noche con un nuevo compañero de juegos que conocí en la universidad el año pasado. Sonreí con solo recordar su poca resistencia y su falta de respeto, disfruté mucho castigandolo.. Dejé de fantasear un poco y me dispuse a terminar de arreglarme. Treinta minutos después me encaminé a la salida de mi departamento con una enorme taza de café extrafuerte para aliviar mi falta de sueño, enumerando con mis dedos cada detalle de mi día sin olvidar ningún detalle. Bajé los últimos escalones de la recepción de mi edificio y me encontré con mi hermana sentada en el capó de su coche n***o fumando un cigarrillo. Cabello rubio, ojos verdes, uno que otro tatuaje adornaba su muy bien formado cuerpo dándole un sutil aspecto de chica mala. Mi hermana estaba en el primer año de carrera. Luego de mucho esfuerzo pude lograr que se anotara en la misma que yo, convenciéndola de que iba a tener un buen futuro como abogada ya que cada vez que discutíamos jamás se quedaba callada y siempre tenía algo que alegar por menos razón que tuviera. - Buenos días - canturreé sin ganas mientras le pellizcaba el brazo y le daba un beso. - Repíteme otra vez por qué debo llevarte en mi auto y por qué te demoraste quince minutos en bajar - resopló mientras se frotaba las sienes -. Eres una hermana de mierda, Mila: sabes muy bien lo lejos que queda la universidad y lo tarde que vamos a llegar - se metió en el auto y me miró cabreada -, el profesor Márquez me follará sin piedad si llego tarde una vez más a sus clases - espetó intentando sonar más enojada que dormida - ¡Oh! Espera... - puso un dedo en su barbilla y miró al techo del auto - ese hombre no supera los treinta y cinco años y estoy deseando desde que inició el año, a que se digne a meterse entre mis piernas. Vamos por algo de desayunar mejor - aplaudió esperanzada. No pude evitar soltar una carcajada. - Kattia, te lleva más de diez años y déjame recordarte que tienes novio. Mientras arrancaba el coche hizo un movimiento de manos restándole importancia. - Detalles técnicos hermanita, nada que no se solucione. - Errores técnicos - corregí con burla. Llegamos veinte minutos tarde. Con una disculpa y mi perfecta sonrisa de: «no rompo un plato», el profesor Márquez dejó pasar a mi hermana al salón y yo me dirigí al mío sin ánimos de empezar el día. Después de clases me despedí de una de mis amigas que se iba a divertir con uno de los alumnos de segundo año y me dirigí la salida mientras revisaba la planilla de exámenes . Sin ganas de nada opté por algo más práctico y con menos desgaste físico, desayunar algo rápido y terminar unos informes de la oficina que me quedaron pendientes. Terminando el papeleo me dispuse a entrar en mis r************* y seguir leyendo un libro que empecé en línea y me tenía un poco obsesionada. En ese momento me llegó un mensaje de Katia. «Hermanita, hoy fiesta en lo de Tomás a las 11 ¿Te apuntas?... Ponte algo muy sexy, hay carne fresca ♥» Me reí de su forma sutil de decirme que esa noche se follaba sí o sí. Tecleé la respuesta. «¿Algo sexi? Hoy uso solo bragas de encaje, facilito el trabajo... Está bien, nos vemos en casa a la noche » No tardó nada en confirmarme y bloqueé el móvil. (****) Al llegar a casa, antes de entrar noté que se estacionaba una camioneta a mitad de calle y no salió nadie. Cuando le presté más atención vi que era el mismo modelo que observé cerca de donde me encontraba en la mañana. No sabía si estaba paranoica, pero sentí que me estaban siguiendo. Me quedé inspeccionando en busca de algún indicio de alerta, mas no sucedió nada. Restándole importancia y convenciéndome a mí misma de que era un vehículo de moda, emprendí camino a mi departamento. Una vez dentro me fui directo a la ducha para dar comienzo a mi ritual pro-fiesta de spa. Tras cuarenta minutos de baño y medio vestidor patas para arriba, me decidí por un short ajustado n***o, top lencero rojo y tacones a juego con el short junto con unas perlas de aretes. Me alacié el cabello y al final dejé una suaves ondas para darle un sutil volumen y dejé el maquillaje por último porque conociéndome, me tocaba tanto el rostro que iba a terminar saliendo como un mapache. A las diez en punto tenía a una Katia sexi y muy entusiasmada en mi piso. Nos pusimos a charlar mientras bebíamos unas margaritas y escuchábamos un poco de música para empezar a entrar en ambiente. Me dijo que al salir teníamos que pasar a buscar a Maggi, una compañera del instituto de ella que seguía viendo de forma frecuente y de ahí nos iríamos derechito a la fiesta. Con ganas de pasarla bien y olvidarme de todo, me terminé de maquillar al ritmo de Shape of You de Ed Sheeran y más tarde nos encaminamos al auto con tequila en mano y la música a todo volumen. Esa noche era mía. _________________________________________________ Holaaaa *aparece despacio con las manos levantadas* espero que no me golpeen por la demora en actualizar. Wattpad anda muy mal últimamente y me ha borrado un par de correcciones, sumando a que tampoco me dejó actualizar. Pero aquiiií estoy. Espero que les guste, me regalen una linda estrellita y comenten, no quiero lectores fantasmas! Como les dije anteriormente la historia dio un pequeño giro, pero nada que dificulte la lectura. LOSQUIERO ❤
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD