Cameron ~Multiverso~

5

—Cayo de unas escaleras, se resbaló—Voces que parecían ecos en mi cabeza—Conmoción cerebral — Me dolía hasta el alma e incluso el dolor de cabeza era tan incómodo— Su espalda se llevo la peor parte—Traté de abrir mis ojos— Sus tobillos parece estar inflamados— Podía sentir mi cuerpo en movimiento, y el insistente sonido de sirenas de ambulancia me dejaba en claro que estaba ingresando a un hospital.

—Nombre— Escuche la voz de una mujer. La camilla tembló al pasar por el pasillo del hospital. La intensa luz de las lámparas del techo podían ser tan fastidiosas como un faro de luz, así que evite abrir por mucho tiempo mis ojos.

—Responde al nombre de Annabella— Escuche otra voz, pero esta vez era masculina. Sin detenerse la mujer comenzó hablar.

—Annabella— Pronunció mi nombre con firmeza— ¿Puedes escucharme? — No respondí. Mi cerebro estaba tan confundido que incluso el hecho de que me hablaran hacia que el intenso dolor me sofocara— Annabella, ¿sabes que te paso? — Volvió hacer la pregunta la mujer.

—Me resbale de unas escaleras— Dije lo que escuche.

Me ingresaron a una habitación, eso fue lo último que recuerdo antes de volver a quedarme dormida.

—Tiene conmoción cerebral— Un nuevo Murmuró me despertó. Solté un gemido de dolor, sentía demasiado dolor , no solo por la caída. Sentía una enorme incomodidad en el área de mis costillas— Tuvimos que operarla de emergencia por que su costilla estuvo a nada de perforar su pulmón. Su esposa tuvo suerte de sobrevivir a esa caída—¿Esposa? Abrí los ojos y vi la enorme espalda de Alec. El doctor se percato de que había despertado— Vaya, su recuperación es muy buena, Señora Westerman. Llevaba tres días inconsciente, pero ya se está recuperando. Tendrá que guardar reposo por dos meses— No respondí. Me quedé mirando a Alec, el cual me observaban con una sonrisa malvada, que para el doctor era buena. Reviso mi estado, me pregunto cosas que recordaba y finalmente dijo — Los dejaré solos — Se retiro dejándome sola con él.

—Sueltame ¡por favor!— Cerré mis ojos con dolor al recordar mis súplicas. Yo no resbale por las escaleras, Alec me arrojo como si fuera un jodido saco de papas.

—Resbalarte por las escaleras te dejo jodida, ¿no es cierto? —Parpadeé ante su comentario burlón— Tranquila mi amor, solo tienes una ligera conmoción cerebral, unas cuantas costillas rotas, tu espalda podría estar mejor , tu brazo izquierdo fracturado y tus tobillos hechos una mierda. Pero vas a estar bien— Su mano tatuada palmeo rudamente mi pierna. Reprimí el gemido doloroso para no darle el placer de verme revolcarme.

—Yo no resbale — Susurre. Dejo mi pierna en paz, y colocando sus manos en el respaldo de la cama , se inclino. Inflando sus músculos y tensando sus antebrazos. Era… intimidante— Tu me arrojarse tal cual, no te importo que terminara muerta o en este estado— Mi voz se quebró—¿Querías que muriera? — Pregunte mordiendo mis labios , tratando de tragarme las lágrimas—¿Querías matarme? — Soltó una risita, una risa tan ácida y poco empática.

—¿De que estas hablando, corazón?— Mi rigidez al verlo acercarse a mi, él lo noto. Sin importarle las emociones que podría provocarme toco mi cabello — Caíste de las escaleras de nuestra casa, por que resbalaste— Se acercó a mi oído—¿Cuántas veces tengo que repetirlo para que tu mente lo comprenda? Resbalaste por las escaleras.

—Yo no…— No me dejó terminar. Tomo mi cabello con brusquedad jalándolo, su mano precioso la herida en mis costillas causándole más dolor.

—Resbalaste de las jodidas escaleras, corazón— Quise gritar — Y es lo que vas a decir por que eso fue lo que paso. ¿Comprendes? — Asentí solo para que dejara de hacer presión en esa área. Me dejó libre— Pero mira nada más, te abriste los puntos, corazón— Al no entender lo que dijo, mire la bata azul claro de hospital. Sangre. Alec había presionado lo suficiente como para que se abrieran los puntos.

Llamo al doctor y enseguida llego diciendo que ya me había explicado las condiciones de mi estado , que no podía moverme con brusquedad si no quería otra sutura. Me pregunto que había pasado y con la atenta y perversa mirada gris de Alec, respondí que me había dado un ataque de pánico.

—Déjela, Doctor— Comento Alec amistosamente— Ella no entiende, es muy desobediente— El doctor rio. Me quede mirándolo para ver como elevaba su mano izquierda y hacia la señal de guardar silencio.

Una enfermera volvió a colocar los puntos. La dejaron sola conmigo.

—¿Su ojo está así de morado por caer de unas escaleras? — Pregunto sin mirarme— ¿O alguien le provocó ese feo color? — No respondí. Recordé como el puño de ese monstruo se azoto contra mí ojo. Así que supuse que dejo un feo moretón que sorprendentemente nadie se había percatado hasta ahora— Su esposo se ve que es un hombre agresivo— La enferma continuo colocando los puntos en mi piel— No tiene por qué aguantar sus tratos. No siempre se tiene que callar. Viva su vida, Señorita. Huya si es necesario.

— ¿Las enfermeras también hacen de terapeutas en este hospital? — Alec entró azotando la puerta. Mire de reojo a la enfermera asustada— Termine su trabajo— Señaló. La chica en silencio continuo. Tocaron la puerta a los pocos minutos, uno de sus hombres ingreso a la habitación— Llévatela— Me aferré al brazo se la chica que ya sudaba y estaba tan pálida que me entró el pánico.

—Alec, deja que se vaya— No me miro— ¡Deja que se vaya, Alec!

— Ya sabes que hacer— Me ignoro y ordeno fríamente. Comencé a moverme desesperada. La iban a matar por mi culpa. Alec me sujeto con fuerza, dañandome como siempre— Ya basta— Apretó los dientes mirándome enfadado— Solo te diré una cosa; te largas de mi vida, si te atreves a lárgate, te buscaré hasta por debajo de las rocas y cuando te tenga, cuando lo haga vas a llorar. Te dejaré peor, mucho peor que en esta ocasión— Llore tratando de que me soltara. Sus dedos se incrustaban en mi piel con rabia— Y sé que iras corriendo a sus brazos, pero le meteré un tiro en la cabeza si llegas hasta él.

Cameron… Estas permitiendo que este monstruo me devoré.

—¿Me estas escuchando?— Elevo su voz, sus manos viajaron a mis mejillas lastimándome— Lo mataré, Bella. Tan solo para ver como lloras su muerte.

—Me lastimas— Solloce— No importa lo que hagas. Cameron vendrá por mi y no podrás detenerlo— Eso solo lo dije para que le ardiera el alma— Lo voy a esperar, Alec, por que al él si lo amo y a ti no— Sus ojos, tenerlo de frente y con su rostro muy cerca de el mío, pude ver como el color gris de sus ojos se volvía más intenso, más agresivo— Al final de todo, Cameron siempre será mejor que tu— Las verdades dolían, pero a él le ardían. Su puño fue a parar a mi labio.

—Eres una zorra— Gruño entre dientes— Una puta que solo sabe abrir las piernas— Me tomo del cuello con fuerza y me arrojo sacándome de la cama y azotándome contra el suelo. Me sacó el aire, y mi espalda se doblo para tratar de amortiguar el dolor. Mi cuerpo ya estaba hecho una mierda—¿Crees que te dejaré vivir tu mundo de fantasía con esa mierda?— Jadee en busca de aire—Prefiero matarte— Llore al sentir una patada en mis piernas— ¡Eres mía, zorra! — Las patadas las lanzaba con tanta rabia— ¡Nunca serás de él!— Me hice pequeña tratando de que no me causará más daño. No contento, me volvió a sujetar de mi cuello— Eres una estúpida— Me lanzó contra la pared y esta vez no pude proteger mi cabeza. El golpe fue fuerte y seco. Dejando que varios puntos en mi vista aparecieran y todo se nublara.

Desperté a las dos semanas después de haber ingresado al hospital, me habían metido a un estado de coma para que me recuperará sin inconvenientes. Nadie alegó por mi, los doctores y enfermeras parecían esclavos; nadie hablaba y hacían oidos sordos, si veían algo que no, daban media vuelta y se marchaban. Alec se fue después de ese día. Hasta entonces no lo he vuelto a ver. Pero sus hombres custodiaban el lugar, mi habitación y el jardín trasero por que pensaban que estaba en muy buen estado como para huir. Ni si quiera podía orinar sin ayuda…

—Señora Westerman— La doctora en turno saludo seriamente— Su esposo solicito que la diéramos de alta. Su recuperación la llevara en casa, le sugiero — Que no hable y no lo haga enojar- Que guarde reposo absoluto. No salga de cama si no es necesario. Su cuerpo se lo agradecerá— Asentí. Pronto algunas enfermeras vendrán ayudarla. Se despidió y salió. Como dijo, dos enfermeras llegaron , me alimentaron y me cambiaron la ropa de hospital por mi ropa común.

—Con cuidado — Dijo la chica a su compañera al ver que un quejido escapo de mis labios. La blusa era tan cómoda, era de algodón así que no tocaba mis moretones— La pasaremos a la silla de ruedas, ¿esta bien? — Asentí. Pase los brazos por sus nucas para darme apoyo— Eso es, sus pies van en el respaldo de la silla.

—S-si — Mordí mi labio tratando de soportar el dolor que aun seguía. Lograron sentarme tratando de no hacerme daño , fallaron en el intento pero no era culpa suya. Me sacaron de la habitación pasando por las otras habitaciones. Por la finta del lugar, era un hospital privado donde podías pagar un extra por el silencio. Ahora entendía.

—Su esposo la está esperando en recepción— Quise llorar con eso— Apreté las agarraderas de la silla de ruedas, aferrándose a ellas. Quise gritarle a las chicas que me dejaran aquí, pero parecía que llevaban prisa por el hecho de que aumentaron la velocidad. El nudo en mi estómago se formó, tan brutalmente incómodo. ¿Pedir ayuda? De qué serviría. Las bocas y ojos de él personal de aquí estaban sellados con billetes.

—Mire , ahí esta— Me atrevía a decir que escuche un suspiro de su parte, pero lo ignore observando donde señalaba. Mi cuerpo tembló al verlo. Estaba parado con su gran altura y ofreciéndome una sonrisa cálida, que de cálida no tenía nada. Podía engañar a todo el mundo con su atractivo físico, pero era un monstruo sin corazón, un animal.

—Corazón— Se acercó a mi con una gran sonrisa al repasarme con la vista. Como si estuviera feliz de verme en este estado— Incluso así , te ves hermosa— Temblé y mire de reojo como su mano se acerco a mi mejilla para acariciarla— Tranquila, mi amor. No voy a lastimarte— Mis ojos se cristalizaron.

Mentiroso