Capítulo 22: Sombras Del Ayer

1002 Words
El ambiente en el apartamento de Gabriel y Lucía se había vuelto denso. Aunque Gabriel había compartido parte de su pasado con Valeria, Lucía no podía evitar sentir que algo importante aún estaba siendo ocultado. Las palabras de aquel mensaje anónimo resonaban en su cabeza: “Valeria tenía un motivo para irse, y tú deberías descubrirlo antes de que sea demasiado tarde.” Decidió que no podía quedarse de brazos cruzados. Necesitaba respuestas. Aquella tarde, después de asegurarse de que Gabriel estaba ocupado en una reunión, Lucía comenzó a buscar en internet cualquier información sobre Valeria. Su búsqueda inicial no arrojó resultados concretos, pero luego encontró una pista: una noticia de hace años que mencionaba el accidente del que Gabriel le había hablado. En el artículo se describía un choque en una carretera solitaria, donde el conductor había perdido el control. La nota no mencionaba nombres, pero un detalle le llamó la atención: se hacía referencia a un testigo que había afirmado haber visto a dos personas discutiendo momentos antes del accidente. Ese testigo no fue identificado, pero la idea de que alguien más estuviera involucrado inquietó a Lucía. El Descubrimiento Inesperado A medida que Lucía indagaba más, encontró una fotografía del lugar del accidente. La imagen mostraba el auto volcado cerca de un barranco, pero también un colgante plateado que yacía en el suelo, parcialmente cubierto por la tierra. Algo en ese colgante parecía familiar, pero Lucía no lograba ubicarlo en su memoria. Decidió mostrarle la foto a Sofía. —¿Ves ese colgante? ¿Te resulta conocido? —preguntó Lucía, señalando la imagen en la pantalla de su laptop. Sofía frunció el ceño mientras observaba con detenimiento. —No estoy segura, pero… ¿no es parecido al que llevaba Gabriel en aquella foto antigua que encontraste? Lucía sintió un escalofrío. No recordaba haber visto ese colgante en Gabriel recientemente, pero estaba segura de que tenía que haber sido suyo en algún momento. —¿Crees que podría significar algo? —insistió Lucía, su voz llena de inquietud. —Quizá, pero lo importante ahora es que hables con él. No puedes seguir acumulando dudas sin enfrentarlas, Lucía. Un Nuevo Intento De Verdad Esa noche, Lucía preparó una cena especial con la intención de relajar el ambiente antes de tocar nuevamente el tema de Valeria. Gabriel llegó cansado, pero agradecido por el gesto. Mientras comían, Lucía intentó llevar la conversación hacia el pasado de forma sutil. —Hoy estuve pensando en todas las cosas que hemos vivido juntos… y en lo poco que sé sobre los años antes de que nos reencontráramos. Gabriel se detuvo un momento, dejando el tenedor sobre el plato. —Lucía, ya hablamos de esto. No quiero que mi pasado se interponga entre nosotros. —No es eso, Gabriel. Solo quiero entenderte mejor, saber qué cosas te marcaron… como ese colgante que solías llevar. La mención del colgante hizo que Gabriel alzara la vista con una mezcla de sorpresa y aprensión. —¿Por qué preguntas por eso? —Porque lo vi en una foto del accidente —respondió Lucía con sinceridad, observando cada una de las reacciones de Gabriel. Gabriel se recostó en la silla, pasando una mano por su rostro. —Ese colgante era de Valeria. Me lo regaló durante uno de nuestros aniversarios. Lo dejé de usar después de que ella se fue… me traía demasiados recuerdos. —¿Y qué pasó con él? —Se perdió en el accidente. Supongo que nunca lo recuperaron. Lucía sintió que algo no cuadraba. Si el colgante se había perdido en el accidente, ¿por qué lo recordaba en una de las fotos que encontró en la caja de Gabriel? La Sombra Del Testigo Las palabras de Gabriel dejaron a Lucía con más preguntas que respuestas. Decidió volver al artículo sobre el accidente y buscar más información sobre el testigo mencionado. Después de horas de investigación, finalmente encontró un nombre: Matías Rendón. Matías vivía en un pequeño pueblo en las afueras de la ciudad. Lucía no lo pensó dos veces y decidió ir a buscarlo. Sin decirle nada a Gabriel, tomó un taxi esa misma tarde y emprendió el viaje. El pueblo tenía un aire tranquilo, casi detenido en el tiempo. Lucía preguntó por Matías en una tienda local, y una mujer mayor le indicó una pequeña casa al final de la calle principal. Cuando llegó, tocó la puerta con nerviosismo. Un hombre de cabello canoso y rostro marcado por los años abrió la puerta. —¿Matías Rendón? —Sí, soy yo. ¿Quién es usted? —Me llamo Lucía. Estoy buscando información sobre un accidente que ocurrió hace años. Usted fue testigo. Los ojos de Matías se entrecerraron, como si buscara en su memoria. —Recuerdo ese accidente. Fue en la carretera vieja. Pero, ¿por qué quiere saber sobre eso ahora? Lucía sacó su teléfono y le mostró la foto del colgante. —Este colgante estaba en el lugar del accidente. Pertenece a alguien que conozco, y necesito entender qué pasó realmente ese día. Matías observó la imagen en silencio durante unos segundos antes de asentir lentamente. —Ese colgante… no pertenecía a la mujer que conducía. Lucía sintió que el aire abandonaba sus pulmones. —¿Qué quiere decir? —El hombre que estaba con ella, él tenía ese colgante en el momento del accidente. Después de que ocurrió todo, vi cómo alguien lo dejó caer a propósito antes de irse. —¿Alguien? ¿Quién? Matías negó con la cabeza. —Nunca vi su rostro. Solo sé que no era uno de ellos. Lucía sintió que su mente se llenaba de preguntas. Si alguien más estaba involucrado, ¿por qué Gabriel nunca lo mencionó? ¿Qué más estaba ocultando? Al regresar al apartamento esa noche, Lucía sabía que debía enfrentarse a Gabriel una vez más, pero esta vez, con más determinación que nunca. Las sombras del ayer se estaban convirtiendo en un abismo que amenazaba con consumir lo que quedaba de su relación.
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