~~ 0 ~~ —Alfa. —Nathanael levantó la vista de los papeles para, posteriormente, colocar su mirada en la persona que se colaba por su puerta. —Pasa. —La mujer obedeció, y con cautela cerró la puerta tras de sí. —¿Qué sucede? —A llegado otra carta. —El corazón del alfa inició a latir con fuerzas mientras con recelo aceptaba el sobre. —¿Alguien más lo ha visto? —Negó. —Como ha dispuesto, todas las mañanas, antes que Adén valla por el correo, verifico si hay otra carta, y lo vuelvo a dejar como se encontraba. —Muchas gracias, Meli. —La mujer asintió, y salió del despacho dejándolo solo. Habían pasado unas cuantas semanas desde que habían perdido el libro, semanas que habían utilizado para recuperarse, y volver a sus vidas. Laertes había regresado a su región, y Mackenzie había regresado

