El vaquero medio sonríe al verla disfrutar del placer que le estaba propinado. Estaban tan calientes que les dio chance de irse para otro lado lo hacían en el mismo pasillo sin importarles absolutamente nada. Gayla enrollo las piernas alrededor del cuerpo de él, lo que le sirvió para tener un mejor agarre.
—¡Gayla! —Gruño contra su boca —¿Esto te gusta?
—Si… ¡me encanta! No pares por favor.
Éste prosiguió penetrándola con intensidad. Una fina capa de sudor reposaba sobre sus cuerpos, los músculos de los brazos de Dalton se marcaban aún más ya que debía soportar el peso de la castaña… pronto sintió como las paredes vaginales de ella se contraían, su cuerpo comenzó a convulsionar mientras alcanzaba el orgasmo.
Él también consiguió correrse acompañando a la castaña en el acto s****l. La
