Capitulo 4

1678 Words
Saco las galletas y pongo la segunda ronda en el horno, sirve que la alarma me impedirá volver a cometer una locura, él acaricia mi pelo con ternura. —Me encanta tú cabello, es hermoso. Para cambiar de tema y tratar de tranquilizar nuestras respiraciones lo distraigo. —¿Qué pasó con la reunión que tenías? —Se canceló, así que traje pizza y cervezas para cenar, sólo que toque el timbre y no me escuchaste, por lo que usé mi llave extra para entrar. Sonrió y termino de limpiarme la cara, apago el horno para que no se quemen las galletas mientras cenamos. —Vamos a cenar, que estoy hambrienta, aún no como, me puse a hacer las galletas y me olvide de todo. —Si me di cuenta. —Son mis galletas favoritas y no sé porqué al hacerlas pierdo la noción del tiempo. —Bueno, después de comer, te daré mi opinión acerca de esas famosas galletas. —Perfecto. Estamos comiendo y toma mi mano. —Lina, me gustas mucho. Yo me pongo roja, porque no me esperaba esa confesión. —Antes de que digas cualquier cosa, quiero que me des una oportunidad, nunca he tenido una relación estable, pero me gustaría intentarlo contigo. Estoy sorprendida, él me gusta mucho, pero tengo mis dudas, no lo voy a negar. —Dylan, yo he sufrido mucho, antes de internar a mi madre tenía una relación, creí que era estable, y cuando mi madre empeoró él se fue, dijo que no podía con una responsabilidad así, después me enteré que ya tenía otra relación, y eso fue sólo un pretexto; desde entonces no salgo con nadie. —Sé cómo te sientes, pero te prometo que no habrá más mujeres desfilando por mi apartamento, sé que soy una persona difícil, pero pondré todo de mi parte para que esto funcione. Me quedo pensando por un momento y no puedo decirle que no, así que arriesgándome a sufrir acepto. —Está bien, vamos a darnos la oportunidad. Y cuando está por besarme lo detengo. —Pero vayamos poco a poco. Él sonríe y me abraza. Nos besamos ahora con más confianza, aunque no quiera es imposible no caer rendida a sus pies. —Vayamos por esas famosas galletas, antes que me olvide que íbamos a ir poco a poco. Los dos sonreímos y vamos abrazados a la cocina a comer galletas de avena. —Wow, están deliciosas. —Te lo dije, por algo son mis favoritas. Platicamos un rato más y después se va, no sin antes darme mi beso de buenas noches, que me deja con ganas de más, y me hace dudar eso de ir poco a poco ¿cuándo se me ocurrió esa tontería ? Quedamos de vernos mañana y voy a dormir feliz, estoy tan emocionada, que tardo en quedarme dormida recordando sus besos. A la mañana siguiente, como todos los sábados, tomo un café, y me preparó para ir a visitar a mi madre, cuando voy saliendo del edificio Dylan me alcanza. —Hola nena ¿cómo estás? Sé que vas a ver a tú madre, me gustaría si acompañarte, claro si te parece bien. Me sorprende mucho su petición y como nunca, me quedo sin palabras. —Si crees que no es buena idea no hay problema. Cuando se va a dar la vuelta para regresar a su apartamento lo detengo. —No Dylan, es una excelente idea, sólo que me sorprendiste, pero de verdad me alegra mucho que quieras conocer a mi madre. Vamos de camino, y voy explicándole un poco la enfermedad de mi madre. Llegamos a la clínica y al registrarnos la enfermera que cuida a mi madre se sorprende al verme con Dylan, ella le sonríe coqueta y yo no puedo evitar poner los ojos en blanco, será que algún día me acostumbraré a que las mujeres le coqueteen en mis narices. Mi madre está sentada en el área del jardín, aunque es un día fresco, el sol ilumina su cabello y la hace ver muy hermosa, me acerco a ella y cuando me ve, me reconoce. —Mi niña viniste a verme, te he extrañado mucho, hace mucho tiempo que no venías. Sin poder evitarlo mis ojos se empañan. —Madre mía, si todos los sábados vengo a verte. —No mi niña, ya tenías mucho sin venir. —Está bien madre, no volveré a hacerlo, prometo venir más seguido. Ella voltea a ver a Dylan. —¿Quién es esté joven mi niña? —Él es mi amigo Dylan. Dylan me echa una mirada asesina y corrijo. —Más bien, es mi novio mamá. Él se acerca a mi madre, se agacha para quedar a su altura, le extiende la mano para saludarla, y mi madre le pone las dos manos en la cara con mucha ternura. —Jovencito, mi hija es muy pequeña para tener novio, así que mejor sigan estudiando y dejen las tonterías a un lado. Los dos sonreímos. —Está bien Sra. Beatriz, le prometo que pondré a su hija a estudiar mucho. Le da un beso a mi madre en la frente, es un detalle que me inspira tanta ternura que no puedo contener las lágrimas. Toma mi mano presionándola y se sienta a mi lado, en un momento mi madre se pone inquieta y la enfermera se la lleva para ponerle un sedante para que pueda descansar. Como siempre me pasa, cuando vengo a visitarla, salgo un poco triste y Dylan para animarme me invita al Zoológico. Pasamos una tarde excelente, no dejamos de besarnos y de abrazarnos, me lleva a cenar y después nos vamos al apartamento. A la mañana siguiente, salimos a correr como siempre, Dylan recibe una llamada del trabajo. —Lina tengo que irme, es algo importante, nos vemos para cenar. —Está bien, prepararé algo rico. Me da un beso y se va. Yo sigo corriendo cuando de repente se me acercan los tipos con traje. —Srita. Rodriguez. Me sorprendo al ver que saben mi nombre —¿Qué quieren? ¿Quienes son ustedes? —No podemos darle esa información señorita, si nos acompaña nuestro jefe quiere hablar con usted. Voy a negarme y el tipo calvo me muestra una pistola, lo que me pone muy nerviosa, así que sin remedio los sigo. Llegamos a una limusina y me abren la puerta, entro con desconfianza y me encuentro al tipo que estaba el otro día en la cafetería. —Buenos días Srita. Rodriguez, soy el senador John Smith. —No tienen nada de buenos, cuando me manda amenazar con una pistola para hablar conmigo, además si lo que quiere es que vote por usted, así no lo conseguirá. Él sonríe. —En realidad lo que necesito es su cooperación en un asunto. Resulta que el Abogado Williams, está llevando mi caso de divorcio, lo que no es nada conveniente para mi próximo lanzamiento a la gobernatura. Yo me sorprendo cuando me dice eso, porque no tengo ni idea en que tiene que ver conmigo. —Pues lamento mucho decirle que no puedo ayudarlo con eso, Dylan nunca me habla de su trabajo. —Bueno yo no estaría tan seguro de que no puede ayudar, si usted quisiera puede conseguir información, al fin y al cabo por lo qué sé, tienen una relación algo estrecha. Cuando voy a contestarle me toma de la cara con fuerza. —No me gustaría que su madre la Sra. Beatriz sufra algún accidente en la clínica que se encuentra internada, cuando la visitamos está mañana estaba muy contenta, nos platicó que tenía una hija y que la quería mucho, una señora muy tierna como para que pueda pasarle algo. Me suelto de su agarre furiosa. —Pero cómo se atreve, es usted un desgraciado. —Me atrevo porque puedo, además estoy asegurando mi carrera, y tu amiguito se está metiendo en mi camino, dicen que tienen pruebas en mi contra con las que podría ganar la demanda de divorcio, cosa que no puedo permitir, así que tú decides, me consigues la información, o a tu madre le podría pasar un lamentable accidente. Cuando voy a salir de la limusina me detiene la mano con fuerza. —No sé te ocurra llamar a la policía, porque será tú palabra contra la mía, recuerda que soy un político reconocido y tú, una simple secretaría. Me bajo del coche y no puedo creer que esto me esté pasando a mi, siento náuseas, me duele la cabeza y no se que hacer. Llego al apartamento y llamo de inmediato a la clínica, me confirman que estos días un hombre ha estado visitando mi madre, les doy órdenes estrictas de que sólo yo puedo verla y nadie más. La cabeza me quiere explotar, agradezco que hoy no me toca ir a la oficina. Me doy una ducha y me tomo unas pastillas, lloro tanto que me quedo dormida en mi habitación. Me despierto cuando noto unos brazos a mi alrededor. —Hola dormilona, estuve tocando mucho y me preocupé ¿estás bien? Al verlo recuerdo lo que me está pasando y sin quererlo vuelvo a llorar. —Nena ¿qué te sucede? —me pregunta preocupado. —No es nada, sólo un dolor de cabeza, no te preocupes. —¿Quieres que te lleve al hospital? Lo abrazo con fuerza sin dejar de llorar. —No es necesario, sólo me hace falta tomar unas pastillas y descansar no te preocupes. Me trae unas pastillas y agua, me las tomo y me estoy quedando dormida cuando entra de nuevo, se acomoda conmigo en la cama y me abraza. —Bueno nena, hoy duermo contigo para cuidarte. Por Dios, me estoy enamorando o definitivamente ya estoy enamorada, para qué negarlo. Lo abrazo y pienso que voy a hacer, no quiero que le pase nada a mi madre y no puedo traicionar a Dylan, las pastillas empiezan a hacerme efecto y mis ojos se cierran sin que pueda evitarlo, me quedo dormida escuchando el latido de su corazón.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD