Ingresé a la oficina, sin poder dejar de sonreír. Michelle estaba frente a mi escritorio con varios documentos en sus manos, los revisaba. De inmediato tomé asiento al frente. Me echó una tierna ojeada y pasó unos documentos a mis manos.
—¿Entonces su padre si querrá hacer el viaje?
Alargué la vista a lo que me había entregado, al parecer era un viaje de negocios imposible de eludir. Me dio una sonrisa tímida.
—Sí, Matt. Pero en está ocasión iremos solo los dos.
Fue muy difícil no mostrarme muy desconcertado.
—El señor Banner me informó que tenía que ir a otros asuntos en otra ciudad también — Susurré.
—Así es Matt.
Tomó un mechón de su cabello y se lo pasó por detrás de la oreja. Fue imposible no recordar aquel beso en el automóvil, y no sé por qué. Logró ponerme un poco nervioso.
