Por Roque Más allá de lo que le dije a Irina, siento que ella, lentamente se apodera de mis deseos y que ese beso, dominó mis sentidos. Estoy seguro que ella se entregaría totalmente, sin pedir más que amor... Me imagino recibir su dulzura día a día y tener acceso a su boca y a sus besos. Pienso en eso y me vuelvo loco. Me encantaría ser el dueño de sus anhelos. Ser el hombre que reciba sus besos noche a noche. Quiero ser el dueño de sus caricias. Si alguien entrara a mis pensamientos, pensaría que estoy loco, por pensar así. Pero ese beso, el que le di en mi oficina, me llevó a la locura. No puedo alejarla de mi mente. Ella no volvió por la empresa, las que van a cada rato, son Paty y Rosie. Más allá del compromiso con Máximo, tengo ganas de renunciar, pero si lo hago, entre

