PDV Ariel
—¿Puede traerme una copa de vino para beber? —le dije al cantinero del sitio donde se servían las bebidas.
Este ultimo, asintio hacia mi y luego fue a buscar lo que le pedi.
Pude escuchar las palabras de algunas personas desde aquí.
—Viene cada fin de semana, sin faltar ni un momento.
— ¿No le da vergüenza?
—Debe ser que no le gusta estar sola o no sabe estar sola, por eso debe buscar hombres nuevos cada semana, ninguno le dura mas que eso.
— ¿No fue ella la que se acosto con 10 hombres al mismo tiempo?
—¿No fueron 15? Y según escuche, fueron tipos que conoció esa misma noche.
Palabras como esa, llegaron a mis oídos a cada momento.
—Imbéciles, no seguiría viniendo aquí, si tuviera otra opción —pense.
Habia pasado mas de 4 meses desde que Arturo me echo de su casa, me habia seguido quedando con Lisa desde entonces, y en ese tiempo, cumplí con lo que dije de enfocarme en mi empresa.
Estaba decidida a mostrarle a Arturo que iba a poder despegar, y mas después de que no aceptara nada de lo que dije la última vez… pero mi voluntad poco a poco estaba decayendo mientras pasaba el tiempo.
Justo ahora, estaba en medio de una fiesta en un club de “alto nivel” al cual Arturo me habia llevado antes.
Tenia un vestido de color rojo, que me quedaba pegado bastante pegado al cuerpo, y dejaba ver mis curvas desde varios lados, y tenia algo de escote.
Lisa me lo habia arreglado asi, para poder destacar un poco mas en medio de todo el mundo, ya que necesitaba llamar la atencion.
No era la primera vez que habia venido aquí, y como este sitio, era para personas de dinero o de alto estatus, muchos se llevaban mascaras que cubrían grandes partes de sus rostros y asi evitar que cualquier cosa que hicieran aquí pudiera filtrarse.
Arturo me dijo que era algo frecuente, ya que la gente de este estatus, lo que mas queria era mantener su privacidad, sin importar lo que hicieran, no era raro.
Yo me uni a eso, para poder pasar desapercibida mientras intentaba socializar entre la multitud y asi ver si podía conseguir algun inversor para mi empresa.
No estaba pasando por momentos fáciles, desde que Arturo me corto cualquier apoyo que antes me daba.
La empresa que habia montado antes de que nuestro divorcio iniciara, estaba dedicada a varias cosas de tecnología, pero esa área era muy costosa y muy cara de mantener, y normalmente se necesitaba mucho dinero para mantenerlo.
No tenia nada de eso justo ahora, por eso necesitaba inversores, pero no resulto muy facil conseguirlos.
No se cómo, pero alguien filtro mi identidad, o llegaron a propagar muchos rumores de mi.
Ya todos se habian enterado lo que paso con Arturo y el escándalo de la supuesta “orgia”, que hice a sus espaldas con varios hombres.
Los rumores empezaron a ser peores conforme paso el tiempo, y tambien el numero de hombres con los cuales dijeron que me llegue a acostar, aumento mas y mas.
Primero fueron cinco, luego ocho, luego diez, otros llegaron a decir hasta quince.
Seguro que fue la familia de Arturo, la que propago los rumores, conociendo a este ultimo, no debio decir nada.
Por esos rumores, y como todos ahora podían saber quien era por alguna razon, ya nadie me tomaba en serio, y de hecho era molestada por los hombres en el club.
Muchos pensaban que podían tener sexo fácil conmigo, con solo hablar un rato.
Tuve que lidiar con muchos hombres que se me acercaban, por que querían tener la “experiencia” de acostarse con la que habia sido la mujer de Arturo, y no estaban interesados en mi o los planes que tenia en mente.
Hace poco tuve que rechazar a otro hombre, pero quizas fue por que tantos se me acercaban, que los rumores de que cada semana venia aquí a buscar un nuevo hombre con el cual acostarme, se propagaron aun mas rápido.
El cantinero me trajo la bebida que pedi, y la bebi de golpe, ya habia tomado varias copas, e imagine que ya era hora de irse.
No queria estar ebria en un sitio asi, no vaya a ser que alguien intente aprovecharse de eso, que me paso algo similar a lo que me hicieron mis “amigas” hace meses atrás.
Me levante y camine para irme del lugar, mientras recibí munchas miradas de grupos de personas mientras me iba, debian saber quien era.
Arturo era bastante famoso por sus negocios y su familia, y esa fama se esparció a mí, pero ahorita mismo, era de la mala manera.
Sali del club, me tope con tres hombres con máscaras, a las afueras que estaban por entrar al club, me miraron de arriba abajo, no se cómo, pero debieron reconocerme, pude ver que uno sonrio al verme.
Intento acercarse a mi, y lo hizo de forma muy confianzuda, y me rodeo el hombro con su brazo.
Me hablo de forma breve, no entendí muy bien lo que dijo, las bebidas que habia tomado, me estaban afectando ya un poco, y me senti algo mareada.
De todas formas, no me interesaba que dijeran esos tipos, ya que seguro no era nada bueno, intente irme, pero el tipo que me habia rodeado con su hombro, me sujeto de la muñeca de una de mis manos.
—Señorita Ariel, ¿Esta segura de que quiere irse? Tenemos algo que quizás le interese —dijo uno de esos hombres, antes de sacar unos cuantos billetes de su bolsillo.
Me los mostraron como si fuera la gran cosa, ese era otro rumor, que se habia propagado desde entonces, la idea de que me vendia por dinero, y por eso me la pasaba por sitios como este club, para ver a que “postor” me llegaba a vender.
Se hacia difícil tener que soportar tratos como estos, pero no tenia de otra, ya que no iba a encontrar por magia gente con dinero como para invertir en mi empresa, tenia que venir aquí.
—No estoy interesada, y no se por que me llamas “Ariel”, si no hay nada mas, me tengo que ir —solte antes de intentar zafarme de su agarre.
Este ultimo me tomo con mas fuerza.
—Ariel, ¿A quien quieres engañar? Ya todos sabemos que eres tu, y sabemos por que vienes aquí, todos hablan de eso, cada fin de semana… ¿No te parecio suficiente esta cantidad? Si es asi, puedo aumentarlo un poco mas.
—No estoy interesada, ya te lo dije, y me tengo que ir, suéltame —solte.
Se empezó a enojar, lo pude notar por su agarre en mi mano.
—¿Por qué? ¿No eres tu la que se acosto con mas de 20 hombres que conoció en una misma noche? —pregunto.
¿Ahora eran 20? A este paso, quizas pueda llegar a 30 dentro de poco.
—Vamos, no tienes que hacerte la digna, ¿Si? no le diremos a nadie, aquí hay cuartos que podemos usar, quédate esta noche con nosotros.
Sus compañeros tambien se me acercaron, y me empezaron a hostigar con eso de que fuera con ellos, cada uno me iba a pagar tambien, y algo asi dijeron, los mareos que sentia empezaron a empeorar, me asuste un poco.
Toda esta situación empezo a recordarme a aquella vez cuando recien me desperté en ese hotel y me vi rodeado de varios hombres que no conocía.
Quise correr, estaba por lanzar un golpe al tipo que me tenia agarrada, pero antes de eso, el tipo que me tenia sostenida, fue apartado por otra persona.
Otro hombre había aparecido, y por la fuerza lo forzó a soltarme, y se coloca a mi lado.
—¿Estas bien? —pregunto este último.
Llevaba mascara tambien que tapaba la mitad de su rostro, pero su físico me trajo varios cosas a la mente y no pude evitar recordarlo.
—¿Arturo? —pense al verlo.