Conociendo el misterio
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La encerró en esa habitación y no solo eso, se tomó el tiempo de esposarla y lanzarla contra un colchón viejo que bajó de la segunda planta en cuestión de minutos.
«Ya estaba anticipado ante lo que fuera». Musitó esta, mirando la entrada con la duda de cómo derrumbar dicha puerta. Pues el enmascarado así lo tenía planeado. Al menos el dolor en su espalda disminuyó gracias a no seguir erguida en esa silla y, para colmo, amarrada con esa gruesa soga.
El cuarto estaba siendo iluminado por una pequeña bombilla que colgaba del techo, no ofreciendo la iluminación necesaria para su alrededor, a penas podía detallar los objetos que tenía en frente y su inalcanzable color. P
