La búsqueda Luego de una larga lucha por fin se durmió, la cargó en sus brazos y en su cama la tendió. Con la delicadeza que tanto pudo ofrecer, la desnudó lentamente. Su dedo índice se paseó por cada parte de su cuerpo comenzando desde su blanco y delicado cuello hasta llegar a la punta de sus pies, disfrutó a respiración pausada y abierta cada poro de su piel, no dejó pasar ni un milímetro de ella. A pesar de que dormía como un ángel, una atrapada en las endemoniadas rejas de ese hombre, aquel la sentía viva. La tenía a su merced. Sin embargo, la idea de violentar no estaba en sus planes, hacerle el amor sería uno muy diferente. Quería estar a la par de ella, así que optó por acostarse, desnudarse y cubrirse con la sábana. Asimismo, quería sentir la sensación de estar a su lado con sus