CAPÍTULO CUATRO

749 Words
Dos de la mañana, sus intentos por dormir fueron en vano, seguía con los ojos bien abiertos, sin mencionar el ardor que traían haciendo que pequeñas y delgadas venas rojas rodeen su pupila. Tres de la mañana, los truenos seguían haciendo de las suyas interrumpiendo cada pestañeo que la blanquiñosa daba. Se hizo las cuatro y media, las colchas no eran suficiente para cubrirse del frío ni de su desesperación que brotaba por su piel. A pesar de que todas las luces se hallaban encendidas, de su sala, cocina, pasillo y baño, y las ventanas cerradas, la inquietante y escalofriante sensación de sentirse observada no desaparecía. Que terrible fue la idea de solo recordar las legibles letras impregnadas en ese papel y escuchar la voz leyendo en su mente, la de aquel desconocido escritor. Su cuerpo se encogía al imaginar lo que podría haber ocurrido si dejaba la puerta del baño abierta... Cinco y cuarenta y cinco de la mañana, la luz del cuarto seguía encendida a pesar de que los rayos del sol ya le estaban otorgando compañía. Quería seguir con esa poca iluminación que venía de su lámpara, objeto que la acompañó toda la noche, el pensar que al apagarla podría atraer al horrible hombre le erizaba los vellos de la piel. Por ello, se inmutó a hacerlo. Quince minutos después, el ardor en sus ojos comenzó a intensificarse a tal grado de ni querer cerrarlos por temor a que este se hiciera peor. Estaba boca abajo. Su brazo colgaba al vacío de la cama, las cabecillas de sus dedos acariciaban el suelo y su cabello cubría su cansado rostro.  La alarma sonó y ella se levantó. Después de aventar el reloj contra la pared se metió a la ducha. Las ganas de hacer todo lentamente fueron desechadas, caso contrario se vería obligada a dormir y no podía faltar a clase. Hoy era viernes, último día para la gran mayoría y el fin de semana para otros. Samara tenía el concepto de que era un día más, lo que significaba nada de celebraciones, solo era un día más de respiración, solo eso. El temor de hallar otra nota saliendo del baño o en cualquier sitio la tensionaba. Durante la noche pensó que podría ser una mala jugada de Patrick, pero descartó la idea enseguida, puesto que recién lo conocía y con lo poco que guardó en su memoria sabía que no era ese tipo de persona; se mostró muy amable el primer día. Aparte que en ese entonces cuando él seguía en la línea telefónica y ella iba a despedirse fue ahí donde el golpe resonó. No pudo evitar contradecir la idea, no se imaginó a nadie más porque al único que tenía cerca era a él, su vecino Patrick. Y «También el único que vivía un piso más que el mío y pudo llegar fácilmente a mi habitación». Batió la cabeza a los costados y arrojó rápidamente la idea. Así se pasó toda la madrugada. Ya arreglada para salir a la universidad, cruzó por la cocina a prepararse un zumo de naranja, estaba más aliviada gracias al refrescante baño tibio, sin embargo, eso no le quitó el inmenso sueño que tenía. Samara era una persona que no se dejaba llevar ni vencer tan fácilmente, sus responsabilidades siempre eran antes que sus debilidades o agotamientos. Luego de beber el líquido dejó el vaso en el lavabo y, sin saber lo que estaba a punto de pasar, se dirigió al cuarto a sacar su maleta. Posterior a ello, fue camino a la puerta principal, pero un papel blanco pegado al frente suyo hizo que se detuviera en seco. —¿Cómo llegó eso ahí? —preguntó confundida y aterrada. Avanzó sin quitar la vista de la hoja. Cuando estuvo tan cerca como para estirar el brazo y cogerlo comenzó a leer. «Mi Sam, mi bella, lamento tanto lo de anoche, no quise darme a conocer de esa manera. Me siento tan mal, no pudiste dormir en todo el trayecto por mi culpa. A pesar del tormentoso frío, aquello no fue impedimento para admirarte. Tenía tantas ganas de entrar y dormir contigo, aliviar tus nervios y susurrarte al oído de que todo va a estar bien, pero los hechos fueron otros». PS: Hoy te acompañaré a tu escuela, desde ahora no me alejaré de ti. Claro está, no podrás verme, en cambio yo a ti sí. Estoy como loco contando los días de que pronto serás completamente mía.
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