Ya falta apenas una hora para el comienzo de la pelea. Es sábado por la tarde y el sol ya comienza a desaparecer entre el horizonte. Me deprime pensar que no podré estar allí con Damon, pero me alegra saber que me llamará ni bien tenga unos minutos de descanso de su entrenamiento antes de la pelea. Desde que se fue, hace ya unos días atrás, nos mensajeamos sin parar, aprovechando todos y cada uno de sus tiempos libres. Rick lo dejaba sin aliento con todos los ejercicios que le daba. La voz de Damon siempre era agitada cuando atendía el teléfono y hablábamos antes de que se fuera a bañar por las noches. No hubo problemas con nuestro arreglo de hablar día y noche en las horas que podía. Yo siempre llevaba el celular conmigo, por lo que al instante en el que me llegaba su mensaje, le contest

