La capa fina de sudor en su cuerpo, sus manos en mis pechos ardíamos en un torbellino de fuego, jadeábamos por el esfuerzo, nuestros pulmones aspiraban desesperadamente aire. -Ven, tenemos que ira a la casa, nuestros abuelos deben estarse preguntando donde estamos- dice dándome la mano para ponerme de pie. Mientras me vestía, Alexander me daba besos en el cuello y me besaba, sus besos intensos y calientes hacían que mis latidos se aceleren. Caminamos por la colina y regresamos a la terraza donde mi abuela sostenía una charla amena con su amigo -Regresamos de nuestra caminata- Dice Alex -Veo que ya te dio el anillo- dice el señor Nikola Mi abuela rápidamente mira mi mano y observa el anillo de diamantes que me dio Alex -Me alegro mucho hija, por fin podremos organizar las cosas- dice

