Capitulo 2: Blanco de bromas

1212 Words
-Hay algo que tengo que advertirte.-dijo Lee seriamente- -Y eso es... -la miré espectante- -Eres nueva, así que eres el blanco de burlas y bromas por toda la primer semana que pases aquí. Debes tener cuidado, puesto que no les importará que seas mujer, algunas cosas son violentas. El año pasado hirieron a la chica nueva, ya que los del equipo de fútbol la derribaron e hicieron que se golpeara la cabeza. Lo hacen siempre con los nuevos, así que trata de prepararte para el impacto. -Tranquila. Sé cuidarme sola. -sonreí y el profesor me miró- -Señorita... -revisó la lista- Bakker. ¿Sería tan amable de decirnos qué estábamos diciendo? Parece que su conversación con Chang es divertida. -Estábamos hablando de las audiciones para la obra escolar que dan todos los años en esta escuela. -se sorprendió al ver que si sabia de que estaba hablando- -Bueno. Como decía... -volvió a hablar de esa obra hasta que sonó el timbre- -Mantente alerta. Pueden gastarte una broma en cualquier momento -advirtió Lee- De hecho, siempre tengo mis sentidos al cien por ciento, así que no era un problema. Al entrar al salón trataron de hacer que me sentara encima de un chicle, pero obviamente lo noté y lo saqué de mi asiento. Lee me vio y se lo pegó en el cabello al graciosito que trató de humillarme. En música nos hicieron pasar a mostrar algún talento oculto. Los míos no están ocultos. Yo canto y toco instrumentos desde pequeña, así que no es raro para mi. Lee se tensó y me di cuenta del porqué. Un chico con abundante masa muscular iba corriendo encorvado directo hacia mí. Iba a tratar de derribarme. Escuché pasos detrás de mi, así que tratarían de hacerlo los dos al mismo tiempo. Esperé el momento indicado y, cuando estuvieron lo suficientemente cerca, me moví para un costado, haciendo que chocaran. Lee se rió DEMASIADO, igual que todos los allí presentes. Los chicos se frotaron la cabeza y me miraron con odio. -¡Eso fue genial! -se rió Lee- Eres mi ídolo. -Gracias. -seguimos caminando mientras que los dos sujetos del equipo de fútbol se recuperaban- Cuéntame sobre ti. -dije llegando a mi casillero- Porque es obvio que seremos amigas. Me caes muy bien. -Aaww, gracias. Tú también. -sonrió y se le achinaron aún más los ojos- Bueno. No hay mucho que contar. Vivo aquí desde que tengo seis años. Vengo de Beijing, este mes es mi cumpleaños, me gusta mucho hablar, por si no te diste cuenta. No tengo amigos en la escuela debido a que todos le temen a Cleo y ella me odia, así que por su bien no se me acercan. Mi madre falleció cuando nací y mi padre es empresario. -tomó aire- -Siento lo de tu madre. -le sonreí con pena- -Cuéntame acerca de ti. -Bueno... -no le iba a decir "¡Oye! ¡Soy hija de la mafia!". Se espantaría. Además, ¿cómo sé si ella no pertenece a alguna? No, ni hablar. Hasta que le tome confianza, no hablaré- Soy de Holanda, hace un mes y medio me mudé con mi hermano mayor, tenemos fortuna heredada, por lo que ninguno de los dos trabajamos. Mi cumpleaños es dentro de cuatro meses recién. Y me gusta el helado. -sonreí- -Ya se me hacía que tenías un acento extraño. A mí también me gusta el helado. -nos reímos por lo tonta que se veía esta conversación- ¿Y qué hay de tus padres? -Mis padres... -qué mal, pensé que la había persuadido- Ellos fallecieron. -Lo siento. -sacó los libros de la siguiente clase, que lamentablemente no compartíamos- Nos vemos en el almuerzo -se despidió y se fue- -¿Pero qué...? -sentí una corriente helada en la espalda. Me di la vuelta y estaba el chico este Calen o como sea, con una cubeta con agua. Bueno... Que contenía agua- ¡¿Qué hay de malo contigo, Salem?! -Caleb. -corrigió él- -Claro, Ramón. -temblé de frío- ¿Por qué hiciste eso? -fruncí el ceño- -Estás muy tranquila, eso es raro. -dijo uno de los grandulones que había hecho golpear hacía unos minutos- ¿Por qué no nos insultas o tratas de golpearnos? -Porque eso no me sirve de nada. -lo miré a él y luego a Caleb, lo iba a hacer enojar un poco. Sé lo horrible que se siente que no actúen como lo esperas- Roberto, gracias. -Caleb. -volvió a corregir, cansado. Aunque yo ya lo sabía- ¿Gracias? Acabo de arruinar tu ropa. -Sí, gracias. Gracias a ti no iré a clases y podré pasar el resto de la mañana en mi casa. -en su cara se formo una mueca de impotencia- Así que... Adiós. -me despedí, pero una mano me detuvo. Caleb fruncía el ceño- ¿Se te ofrece algo, Carlos? -No seas tan educada. Lo odio. -No es como que a mi me guste estar empapada desde el cuello para abajo. No todo en esta vida es como uno quiere. -sonreí cortésmente y volví a caminar. Buscaría a Lee para preguntarle si tiene ropa para prestarme. No pienso perder horas de clase. Cuando la localicé estaba por entrar a su salón- ¡LEE! -se dio la vuelta y me miró, reprimiendo una risa- Anda, ríete, es gracioso. -Cielos... -se rió desquiciadamente- ¿Qué te pasó? -Ese tal Caleb me tiró agua cuando te fuiste. ¿Tienes ropa para prestarme? -Sí, en mi casillero hay una blusa y unos shorts. La combinación es cero uno nueve dos. -Muchas gracias, nos vemos luego -le sonreí y volví al casillero. Hasta eso el timbre ya había sonado, llegaría tarde a Biología. Por lo que Lee me contó, hay un monstruo como profesora- ¿Por qué me hacían eso? Yo no les he hecho nada. Bueno, supongo que no es personal. Según Lee, es una tradición o algo así. Debo admitir que soy un POQUITO vengativa. Es algo heredado, lamentablemente, de mis padres. Así que alguna cosa les voy a hacer, ya se me ocurrirá algo. Llegué al locker de Lee y digité el número. Se abrió y saqué la ropa que me dijo. Fui al baño, me quité la ropa mojada y me puse la seca. Volví a mi casillero y metí allí la ropa húmeda. Hasta eso, el poco cabello mojado, ya se había secado. Caminé hasta dirección a pedir un justificativo. Al parecer entendieron el porqué de estar empapada. Así que me lo dieron y caminé hasta la clase de biología. Abrí la puerta y la profesora (quien tenia una enorme verruga en la cara) me miró con el ceño fruncido. -¿Se puede saber por qué llega a estas horas a la clase? Empezamos hace como media hora. -se cruzó de brazos. Noté a Caleb mirándome divertido. Le entregué el justificativo firmado por la directora a la profesora y la sonrisa de el se borró. Oh sí, nene, estás problemas. Sonreí maliciosa y devolví mi vista a la profesora leyendo el papel- Oh, entiendo... Bien. Puede sentarse, espero que no se repita. -No volverá a pasar, profesora. -sonreí cortésmente y ella me devolvió la sonrisa. Al parecer es raro que ella sonría, ya que varios la miraron con los ojos abiertos- Éste sería un LARGO año.
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