Por Delfina El sábado por la noche, luego que Camila se durmiera y porque estaba mejor, sino yo no lo hubiese permitido, Gastón vino a casa, ya era tarde y cada uno había cenado en su vivienda. Nos quedamos en mi hogar, si la nena volvía a estar mal, estaba a 10 cuadras y con el auto, en 2 minutos llegaba a la casa de su madre. Volvió a hablar de comprarse una casa o un departamento, para vivir con su hija. Entiendo sus dudas, Camila apenas tenía dos años y unos meses. A mí no me molestaba que viviera con su madre, pero él, en algún punto, estaba incómodo. Entiendo que quiere tener su propio espacio, yo misma lo tengo y… lo podemos compartir, lo pienso aunque no se lo digo. Los días pasan y todo marcha bastante bien, no puedo pedir más de lo que tengo, porque me siento tocada por un

