Aprendíz de Amante

Episodio 2

Pía llegó a su casa esa tarde pensando que iba a embarcarse de nuevo hacia sus inicios, fue sincera, la única razón por la que accedía a  todo aquello era porque Marcel Blanche se estaba convirtiendo en un hombre influyente en la sociedad y eso a ella le encantaba.

Estar cerca de él, ser la terapeuta de su mujer y quizás pronto la de él, era algo de lo que estaba loca por presumir. Ojalá pudiera, pensaba.

Estaba divorciada hacía un año, a sus 31 años, estaba soltera otra vez. Su ex marido era un médico importante, cirujano de manos, especialista cotizado que  se cansó de serle infiel, ella se agotó y lo dejó ir, estuvo muy aferrada a él por años sin darse cuenta de que era hora de acabar con su matrimonio.

Sexo nunca le faltaba, gozaba de la ventaja de que le gustaban tanto los hombres como las mujeres, según valoraba ella. Siempre sexo casual, nunca nada con demasiado compromiso, aunque había un piloto de 36 años que estaba loco por enredarse seriamente con ella, al igual que había una sensual enfermera de 25 años que le proponía lo mismo. Ella disfrutaba a los dos mucho por separado, como para arruinarlo con alguno de los dos. 

Pía pensó en Alma, podía entender porque su marido estaba deseoso de recuperarla en la cama, era una mujer hermosa, rubia, llevaba los cabellos ondulados de un rubio platinado, su piel era muy blanca y se veía suave, su rostro y cuerpo eran muy sensuales, tenía los ojos azul claro, era delgada, no precisamente voluptuosa pero tenía hermoso cuerpo.

Allí estaba sentada en su consultorio, con jeans y una blusa azul con blanco de rayas y botas negras hasta los tobillos, sus rubios cabellos recogidos en una cola desordenada, sin una gota de maquillaje y se veía muy sensual.

Algunas son bendecidas, pensó Pía.

Se levantó del sofá donde pensaba sobre su próxima paciente VIP para abrirle la puerta a Dionisio. Su piloto.

Él entró y dejó sus cosas en la sala en medio del apartamento, era algo obsesivo con el aseo, justo venía de un vuelo, se daría una ducha y luego atendería a Pía cómo él sabía que a ella le gustaba.

Ella lo esperó sentada en la cama sin ropa interior con una bata blanca encima sin cerrar, él podía ver el cuerpo desnudo de ella debajo de la bata,   sus senos eran medianos, sus pezones estaban erectos esperando el contacto cálido de los dedos de Dionisio. Era un hombre alto moreno de cabellos negros y ojos oscuros, tan oscuros que parecían negros.

Era alto, de espalda ancha, sin su uniforme de piloto no era más que un bárbaro necesitado de sexo y eso era lo que iba a obtener esa noche.

Pía se le acercó y lo hizo sentarse en un sofá frente a la cama, se inclinó sobre él y tomó su m*****o entre las manos, lo sobo de arriba abajo como toda una experta, él ya estaba afectado por su toque, ella decidió torturarlo un poco más hasta que lo abrazó con su boca, rodeó la cabeza de su m*****o con su lengua, lo chupo y lamió, lo hizo gemir de placer; ante su ataque, él ya no aguantó y explotó en su boca, ella se lo trago todo, lo habría hecho de nuevo, Dionisio era físicamente perfecto, Pía estaba desesperada de deseo, terminó de desvestirse y se subió a él, lo ayudó a entrar en ella, él la tomó por las caderas, arriba y abajo una vez y otra vez, sincronizaron el ritmo, el tomo uno de sus pálidos pechos y lo besó, lo chupo, ella ladeó la cabeza y arqueó la espalda, estaba lista para el orgasmo.

Dionisio acarició su espalda y la besó en la boca, se besaron con urgencia, ella se aferró a él y repitió el acto, una vez más estaban fundidos, él la alzó y la llevó a la cama, la puso en cuatro patas y la penetró desde atrás con fuerza, ella gritó y gimió entre jadeos, él era grande y lo tenía todo adentro, lo estaba gozando completo.

En lo que la sesión de sexo salvaje termino, el sensual piloto se volvió a duchar, Pía se negaba a hacerle un diagnóstico por su obsesión, ella solo quería que se la follara todas las veces. 

Él no pasaría la noche allí, al día siguiente ella debería comenzar a armar la estrategia para Alma Blanche.

Su paciente más importante hasta el momento.