El reencuentro

2003 Words
BRUNO Pasaron cuatros años desde que Marion firmó el divorcio. Era la primera vez que regresaba a la ciudad luego de haber estado viviendo en Londres. Era una suerte que tuviera varias sucursales de bufetes de abogados por varias ciudades importantes. Al bajar del jet privado David me esperaba con una larga lista de compromisos por hacer. Ni siquiera habían pasado cinco minutos cuando subí al auto y empecé a escuchar mi agenda. — Señor Storm un gusto verlo por aquí —me dijo David cuando encendió el auto para salir del aeropuerto— ha pasado mucho tiempo desde que se fue. La señora Storm sin duda está muy emocionada con su regreso. Me quedé un momento en silencio. Mi madre siempre había sido sobreprotectora conmigo, era la mamá orgullosa que siempre hablaba bien de sus hijos. — Ya habrá tiempo para saludarla ¿qué es lo que hay en agenda? —pregunté sin más rodeos. Mi tiempo es valioso. David sonrió. Siempree.habia destacado por mi impaciencia. — Tiene una cita en el palacio de justicia para ver el caso del señor Rossell. El cliente ha preguntado mucho por usted y es por eso que está aquí. Comencé a hojear las hojas del caso del señor Rossell y en menos de un parpadeo habíamos llegado al palacio de justicia. Bajé del auto en cuanto David me abrió la puerta. — Por cierto jefe —dijo David cuando comenzamos a subir las escaleras— le he dicho a la señora Storm que la visitaría hasta mañana porque hoy tiene un compromiso. Es la inauguración del palacio de artes y está invitado. Estarán las personalidades más importantes de todo el país. — De todos los pendientes tenía que ser una estúpida fiesta —dije sin ánimos. Nunca me habían gustado pero eran necesarias, para los negocios. Entramos al edificio y David preguntó por el juez Salomón Fuentes. Nos dijeron que estaba en un juicio y para no perderlo de vista decidí ir a la sala del juicio. Entré con David a mi lado y nos sentamos en los estrados. Salomon me vio de reojo y comprendió en seguida que estaba ahí por el caso del señor Rossell. Lo saludé con un gesto ligero de cabeza. De pronto algo llamó mi atención, mientras escuchaba como una joven abogada al otro lado del estrado comenzó a hablar defendiendo al culpable y presentando pruebas contundentes que probaban la inocencia del supuesto asesino. No era un hombre que se dejara deslumbrar fácil por las mujeres, por lo general, ellas me buscaban a mi o con una simple llamada tenía citas seguras. Había algo que me había llamado por completo la atención en aquella extraña. Sin duda la destreza con la que se desenvolvía era fiera. Aunque debía admitir que una cara bonita y ese cuerpo que se cargaba, sin duda, la hacían muy atractiva, deseable. Nunca había sentido tanta atracción con una mujer. Me había cautivado. — ¿Sabes quién es ella? —le pregunté a David por lo bajo señalando con la mirada a la mujer que estaba hablando con su señoría. — ¿Ella? —respondió David por lo bajo— es la abogada López. He tratado de reclutarla desde que supe de su existencia pero se ha negado rotundamente. Lo sorprendente de ella es que es una recién egresada y todo el mundo la ve como una joven prodigio en las leyes. — Creo que tenemos suficientes abogados como para que quieras contratar a alguien más —dije sin pensarlo. Era verdad, o al menos lo era hasta el día que me fui. — Nos hacen falta algunos asociados señor Tormenta, y ella es una fuerte candidata —dijo David— además es recién llegada a la ciudad, tendrá al menos una semana a que sé de ella. Vino por un caso y al parecer planea quedarse aquí. — Tú si que estás bien informado —fue lo único que dije. El juicio terminó en favor del culpable al mostrar la abogada López su inocencia. Me quedé un momento sentado observando la escena. Vi cómo la familia del señor se acercó a la bella mujer y la abrazaron entre lágrimas por haber demostrado su inocencia. Algo que yo nunca dejaría que hicieran conmigo, ser abrazado por extraños, pero parecía que ella lo disfrutaba. Sonreí. Me levanté del estrado y caminé hacia el juez. En el camino nuestras miradas se cruzaron y sentí inquietud en el pecho. Me sentí por primera vez con la completa atención sobre ella, aunque en ese momento era más importante el juez que una atracción momentánea. Ya se me pasaría. *** MARION No llevaba ni dos semanas en la ciudad que tanto odié cuando mi primer encuentro con Bruno se dio en los tribunales. Había atendido el caso del señor Ramírez que lo acusaban injustamente del asesinato de un joven. Había sido llamada para terminar de atender el caso que uno de mis colegas de esta ciudad había abandonado. Estaba en plena defensa cuando sentí una mirada en mi espalda, no supe cómo lo hice, pero tuve que hacer uso de toda mi concentración para no voltear y seguir adelante con la defensa de mi cliente. El corazón se me heló, cuando al salir del salón del tribunal, vi a la persona que me estuvo observando. Bruno Storm. Nuestras miradas se cruzaron por un momento y yo aceleré el paso. Había sido una fortuna que no me hubiera reconocido. Durante esos cuatro años había cambiado mucho. Mi acné se fue al igual que la orzuela de mi cabello, con un buen corte y un buen tratamiento pude hacerlo lucir hermoso. Durante mi depresión me había metido al gimnasio como una forma de desahogo. Selene me enseñó a maquillarme y hasta cierto punto me hizo adicta a ver outfits por Pinterest así como hacerme una experta en compras. Sin contar con la cirugía en los ojos para ya no necesitar lentes. Definitivamente había cambiado. — Hey ¿quién es ese bombón que acaba de ir con el juez? —me preguntó Selene. Se había vuelto mi asistente luego de haber renunciado tres veces a ir a la universidad. — No lo sé —mentí. Caminamos hacia la salida. Odiaba que Selene muchas veces me conociera tan bien que podía detectar cuando le mentía. — Ya habrá tiempo para que me pongas en contexto. Por cierto ¿qué te vas a poner para la fiesta de hoy? recuerda que estás invitada al cumpleaños del senador —me preguntó mi amiga y no pude estar más que agradecida porque no haya insistido en el tema. — No lo sé, tengo un Armani que tal vez pueda usar para la ocasión —contesté caminando junto con ella rumbo a la salida. Llevaba los papeles de mi juicio ganado en mano y un café que recién me había dado Selene, cuando a la salida del edificio me encontré con Lorna Storm. — Así que realmente eres Marion López —me dijo la mujer bloqueándome el paso. Selene solo se dedicó a observar. — ¿Sorprendida? —dije sarcástica sin detener mi paso. — No creas que por no usar lentes vas a ser exitosa . — Pareciera que estás celosa porque gané el caso. — No puedo creer que hayas ganado el caso —me dijo Lorna apretando los dientes. Le sonreí con cierta altanería. Seguí caminando ignorándola por completo. Siempre había sido un dolor de cabeza desde que era una niña. Aunque aprendí a quererla con el tiempo por tratarse de la hermana de Bruno. Sobre todo cuando era mi esposo. — Mi hermano ha regresado a la ciudad y estoy segura que no podrás contra él —me dijo la chica— nos has dejado en ridículo está vez pero no siempre saldrás con la tuya. No estaba dispuesta a dejar que mi buen humor por ganar el juicio se fuera por el caño por una niña malcriada, aunque era irónico verla de esa manera cuando teníamos la misma edad. — La justicia es justicia. Y no me salí con la mía, simplemente probé la inocencia de una persona persona inocente —dije sin más— deberías saberlo también eres abogada ahora. — Vas a pagar muy caro el daño que estás haciendo a la familia —en una de sus rabietas me quitó el café de las manos y lo lanzó hacia mí— malagradecida —me dijo mostrando sus dientes. Mi reacción fue inmediata, tomé un café de una de las personas que estaban pasando por el lugar y se lo dejé caer en la cabeza. Lorna nunca había pensado que ahora podía defenderme. — Si tú me la haces, la pagas caro. Piensa dos veces antes de querer humillarse Lorna, no soy más esa Marion del pasado. Me di media vuelta dejando a mi ex cuñada con el coraje atorado en la garganta, y las ganas enormes por asesinarme. *** BRUNO Llegué a la fiesta del senador al rededor de las nueve de la noche. David estaba a mi lado poniéndome al día con todas las novedades después de cuatro años de ausencia. Todas las personas estaban vestidas de gala, las mujeres con sus largos vestidos y los hombres con sus smokings. Sabía que era necesario estar ahí, era verdad lo que David me había dicho. Las personas más importantes del país estaba ahí reunidos. Tomé una copa de champagne y comencé a caminar mientras conocidos desde hace tiempo me saludaban sorprendidos de verme de vuelta a la ciudad. No podían creer que Bruno Storm estuviera de regreso. De pronto mi mirada se detuvo en el momento justo en que la extraña abogada que había visto en los tribunales están justo frente a mí tomando un bocadillo de la bandeja que unos de los meseros le estaba ofreciendo. La maldita curiosidad que sentí por ella no se había quitado. ¿Como se podía ignorar a una mujer tan bella? sentí la necesidad de acercarme a ella. Ella no se había dado cuenta de que la tenía en la mira, pero tuve que detener mi paso ya que fue abordada por un desconocido. Al parecer era un amigo de ella por la manera en cómo se habían saludado. — Veo que la recién llegada a la ciudad también te ha cautivado —dijo una voz femenina detrás de mi. Me di media vuelta topándome de lleno con Brianda, una modelo, una de mis conquistas en el pasado. — La curiosidad no significa que esté interesado. Solo quiero saber quién es y porqué la gente está hablando mucho de ella —dije. En parte era verdad, pero por otro lado no podía negarme que era muy atractiva. — Es un alivio saberlo cariño — dijo Brianda con una sonrisa coqueta. Era claro que estaba de nuevo interesada en mí. Vi un momento detenidamente de perfil de la mujer extraña. Había visto la forma de esa nariz en alguna parte. Me detuve un momento más ignorando por completo la compañía de Brianda y sus intenciones de pasar la noche conmigo. Si dos pasos más intentando verla de cerca. Sus ojos aceitunados y grandes,la forma voluptuosa de los labios, todo me parecía familiar. La sorpresa comenzó a golpear mi pecho me decía a mi mismo que no era posible, pero por alguna razón las imágenes de Marion habían golpeado mi mente Respiré hondo disimulando un poco. No podían verme así. No podía verme así. No podía sentirme así. No era posible que esa mujer frente a mi fuera Marion. Estaba completamente cambiada, nunca se había maquillado, ni mucho menos vestido con sentido de elegancia. Siempre había parecido una mujer débil, pero verla ahí en medio de todos como una invitada más del senador... algo había cambiado en ella. No cabía duda, esa mujer era su ex esposa. Lo supe desde el momento en que de nuevo nuestras miradas se volvieron a encontrar y pude ver un destello de sorpresa en sus ojos aceitunados. Estaba realmente sorprendido.
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