Comenzar de nuevo

1513 Words
Luego de recibir la propuesta, podía notar cada flash en mi cara. No entendía la actitud de él al proponerme algo tan descabellado. —Nico… —¿Puedes explicar esto Lucia? ¿Por qué otro hombre está pidiéndote matrimonio cuando tú aún eres mi esposa? —Knox decide intervenir, provocando que Nico suelte mi mano. En silencio veo a quien hasta hace poco era mi mejor amigo, y este me hace una señal con sus gestos, por lo que entiendo que su propuesta guarda algo más. —Creo que no hay nada que explicar, ¿querías el divorcio? Lo tendrás más rápido de lo que deseabas, porque voy a casarme. Veo que como todos se llevan una gran sorpresa ante mi abrupta respuesta, por lo que sin dudarlo acepto la mano de Nico que me lleva a la salida de este lugar. —Todo va a estar bien Lucia, te lo prometo —me dice Nico tomando el asiento de conductor, mientras cierro los ojos, escuchando de fondo como el padre de Knox grita que nos impidan escapar, pero nada nos detuvo, pues solo cinco minutos después estábamos en medio de la carretera. Mi matrimonio no era lo único que se había acabado, mi corazón también había muerto. —¿Estás bien, Lucia? —¿Tú podrías estar bien si te piden el divorcio de la manera en la que lo hicieron conmigo? —contesté con un hilo de voz más agudo—. Entiendo que su seriedad y carácter jamás haya hecho que sea amoroso conmigo, pero… Creí que al menos me había ganado un espacio en su corazón. —Lucia… —Me humilló… —murmuré, limpiando con amargura una lágrima que resbaló por mi mejilla… Era nuestro aniversario… ¡Se supone que debía ser un día mágico! Ni siquiera… —sollocé pasando mi mano sobre mi vientre, recordando que esa mañana cuando pretendía darle la noticia, él fue más cariñoso de lo normal, entonces decidí que se lo contaría en la fiesta de nuestro aniversario, pero al final la sorpresa me la llevé yo —. Ni siquiera me dió una explicación. —Tal vez esto te ayude a entender —Nico me prestó su celular, mientras me explicaba lo que vería—. En el departamento de prensa llegaron esas fotos del aeropuerto. Mi aliento escapó como hielo seco. —Llegó un pago para que esas fotos no se filtraran, pero lo evidente salta a la vista. Ahora todo tenía sentido, los constantes viajes, las conversaciones privadas, las salidas en la noche. Knox nunca había dejado de ver a Elena, y la foto hablaba por sí sola, ella estaba embarazada. —Cuando lo supe pensé en contártelo de inmediato, pero tenía que hacerlo de manera personal, sin embargo no creí que él sería capaz de hacer esto para no embarrar su apellido. Suspiré luego de devolverle el celular a Nico, y solo apreté mis manos en mis rodillas. No derramaría una sola lágrima, no le lloraría. A él no le había importado en absoluto mi amor, mi dedicación por ser la esposa que él llevaría orgulloso del brazo, mi esfuerzo no había servido de nada, para él yo había sido algo desechable, y yo… Yo ya estaba cansada. —Dos años de matrimonio… —dije para mi misma—. Me rindo… Si él quiere ser feliz con ella… que lo sea. Hasta ahí había llegado la mujer delicada, sumisa y callada, ¿para qué seguir con esa estúpida actitud? Ya habían pisoteado mi nombre, solo quedaba mi orgullo. —Lucia, entiendo que este es un momento complicado para ti y que tal vez no sea el momento, pero… —se estacionó—. Lo que dije frente a tu esposo es verdad. Levanté la mirada y nuestros ojos hicieron contacto. —Nico, ¿qué dices? —No, no me malinterpretes por favor. No quiero que pienses que soy un carroñero que al mínimo instante ha aprovechado para lanzarse sobre ti, pero… No puedo callar esto, eres una mujer excepcional, lo que todo hombre desearía tener en su vida… Yo había creído que Nico me había pedido matrimonio solo por un impulso, pero no imaginaba obtener esta confesión en un momento como este. —Por favor Lucia —se acomoda para tomar mis manos—. Cásate conmigo. Entonces bajé la mirada a mi vientre que aún era incapaz de notarse. Yo no podía aceptar una propuesta así, y menos en engañarlo con un amor que él sí merecía tener, porque estaría cometiendo el mismo daño que Knox me hizo. Entonces aparté mis manos de las de él. —Aprecio tu honestidad, pero lo que menos necesito en este instante es un matrimonio. No tendré mucho dinero, mas sé que podré valerme con lo que tengo. —Pero ¿por qué esa decisión tan apresurada? Al menos deberías pensarlo. —Nico, si yo te aceptara estaría siendo injusta, y más en un momento donde sé que mis decisiones ya no solo me afectarán a mí. —¿De qué hablas? ¿Tienes esperanzas de regresar con Knox? —No se trata de eso… —pensé en si sería correcto decirselo, pero a veces era mejor ser directa. —¿Entonces de qué se trata? ¿Qué hace que no puedas considerar mi propuesta? —La más grande razón para cuidar del ser que ahora será primordial en mi vida, de mi bebé… —contesté. Nico al fin lo entendió y asintió. —Comprendo. —No puedo pretender que cambies tus sentimientos de la noche a la mañana, por ello no insistiré. —Gracias por entender. —Sin embargo, quiero que sepas que cuentas con todo mi apoyo. —Eres un hombre muy bueno, jamás cambies esa manera de ser. Tenía pensado en ir a casa y visitar a mi padre, quien debido a su enfermedad no salía de casa. Lo más probable era que ya sabría la noticia de mi divorcio con Knox, lo que afectaría su salud. Le pedí a Nico que me lleve a casa de mi progenitor, sin embargo las sorpresas no acabarían ese día, pues cuando llegué observé una ambulancia estacionada. Mi cuerpo se estremeció y mi corazón se paralizó durante breves segundos. —¿Qué está pasando? ¿Que…? —mis ojos se llenaban de lagrimas, y lo que quedaba de mi fuerza se hizo pedazos cuando vi que sacaban a mi padre totalmente palido. —Papá… ¡Papá! —Nico tuvo que detenerme para que no entrara en pánico. … Tal y como lo había sospechado, las empleadas de casa me informaron que mi padre había visto las noticias lo que causo impacto en él. Llegamos al hospital donde los médicos atendieron a mi padre, sin embargo no me dieron muchas esperanzas, era muy pronto para tener un diagnostico. Pasé toda la noche esperando en la sala, y fue ya en la mañana que me permitieron verlo. Encontrar a mi padre lleno de vías me hizo entender lo frágil que era la vida. —Lucia… —me llama cuando abre los ojos. —No hables papá, necesitas descanzar. —Esto es importante, hija —estira su mano esperando la mía—. Mi orgullo, mi niña, no estarás sola… Ahora puedes empezar de nuevo. —¿De qué hablas papá? —Él te lo explicará —murmuró esas últimas palabras, antes de que su vida se despidiera frente a mis ojos. —Papá, papá… ¡Papá! … Mi padre se había ido para siempre, y al cabo de una semana, el abogado dió lectura al testamento de mi padre. Yo aún estaba afectada por los últimos sucesos, por lo que esperé la presencia de mi hermano aquel día, sin embargo el jamás llegó. Probablemente sabía que nuestro padre no tenía riquezas, así que no se molestó en venir. —¿Nadie más vendrá? —me pregunta. —Tal parece que nadie más lo hará, señor. —Bueno, siendo el caso daré inicio. Escuchar lo último que escribió mi padre por la palabra del abogado, hizo que muchos sentimientos despertaran en mí, hasta que escuché esas palabras que tocaron mi sensibilidad. —”Y mi niña… No estés triste, no llores mi partida, porque sé que pronto tendrás una gran compañía” “He soñado con tu madre durante los últimos días, ella me lo ha dicho, y la flor más bella adornará tu vida” —Papá… —sonreí con los ojos llorosos. —”Y por eso… sé que tú más que nadie sabrá como manejarlo” Finalizada esa parte de la lectura, el abogado sacó un documento el cual me pidió que lo leyera y firme, porque era la última voluntad de mi padre. —¿¡Qué!? ¿¡De donde salió esto?! —Es lo que su padre ha guardado para usted. —E-esto es una locura… ¡Mi padre no tenía tanto dinero! —Usted no lo sabía, pero la realidad es que ha heredado todo esa fortuna, ahora usted es la mujer más adinerada de todo el país.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD