"Soy una esclava, Cindy. Acabo de cumplir quince años." "Lo eres, eso no cambiará. Si tienes mala actitud, muestras falta de respeto, no sigues órdenes o no follas y chupas con todo tu corazón, serás castigado. Pueden empeorarte las cosas, y si no funcionas, te reemplazarán por otro. Acabarás colgado, junto al muelle, con el culo desnudo por la ventanilla del coche, recibiendo pollas por un dólar el hombre." Estaba jodido, literal y figurativamente. "¿Entonces cooperas?" Sobrevive, Tania. Haz lo que te digan, cuando te lo digan, lo mejor que puedas. No les des motivos para castigarte. Me miró a la cara y decidió que era suficiente. "Vamos, vamos al comedor, se nos hace tarde". Ese fue el comienzo de catorce meses de esclavitud en la Isla Eros. Me mantenían afeitada y con aspecto juveni

