Ella sonrió feliz ante las palabras de Ares, le gustaba esa forma de tratarla, se sentía tan bien juntó a él. —Ares, yo nunca podría vivir sin ti, sé que es poco tiempo conociéndonos, pero lo que siento por ti es tan fuerte que si algún día me faltaras o supiera que tu amor no es verdadero, preferiría tirarme a un río y morir —expresó con seriedad y el cuerpo de Ares se estremeció de miedo. Él la levantó acostándola en su pecho. —¡Nunca vuelvas a decir eso Calli! Prométeme que jamás atentarás contra tu vida —pidió Ares con miedo. Ella lo vio tan asustado y solo sonrió. —No te asustes tontito, eso en la vida nunca va a suceder, porque jamás me vas a dejar y tú me amas de verdad ¿Cierto? —preguntó. No obstante, Ares se sentía miserable, ni siquiera pudo responder a esa pregunta, porque

