Ares suspiró, sabiendo que lamentablemente no podía olvidarse de su venganza, era imposible desistir de ella, no iba a dejarla a un lado estaba obligado a ejecutarlo, se lo debía a Basha, además, no podía terminar enamorándose de la mujer por cuyas venas corría la sangre del hombre responsable de su muerte. Cerró su corazón a todas esas emociones, que amenazaban con brotar de su interior y expresó con un tono de voz más dura de lo que esperaba. —Termina de arreglarte para que vengas a nuestra boda… intenté traer a tu padre para que estuviese con nosotros en este momento tan especial, pero no pudo estar, se fue de viaje y no podrá acompañarnos. Pese a ello, ya todo está arreglado, al llegar te encontrarás con tu boda de ensueño. —¡Está bien allí estaré! No sabes lo ansiosa que estoy de

