Millie
¿No es un poco temprano para todo esto? —Clayton estaba en medio de un pasillo lleno de extractores de leche y otros accesorios para madres lactantes. Su mirada se deslizó hasta mi ridículo escote, y su lengua humedeció ese labio inferior tan carnoso que últimamente se colaba en mis sueños—. ¿No lo es?
—Oíste el latido del corazón, Clayton. Viste el trasero del bebé, ¿cuánto más debería esperar? —Además, el libro sobre el embarazo que él mismo me había comprado decía que era mejor empezar a comprar temprano, por si las cosas se complicaban en los meses finales.
—No lo sé —admitió con un suspiro—. Solo me parece pronto para los enfriadores de leche materna.
Su tono tan seco me hizo reír tan fuerte que algunas futuras mamás y compradoras de regalos de baby shower se volvieron a mi
