Rhys
Había comenzado este día con un plan muy claro para hacer que Andreina tirara las manos al aire y se rindiera, para así ganar la apuesta sin tener que pasar por un montón de citas infernales. ¿Cómo había terminado parado dentro de la casa bien decorada de Andreina, mirando fotos de su familia y amigos?
Esa era una maldita buena pregunta, y una que no podía responder. Solo que ella me había intrigado todo el día, enfrentándome cada vez que era un idiota con ella a propósito. Sus comentarios sarcásticos y mordaces, y la forma en que me mantenía en el camino cuando estaba decidido a distraerla. Era demasiado atractivo, y aquí estaba, mirando fotos de ella con un hombre alto, moreno y guapo que podría ser su hermano. O un amante atractivo. —¿Tienes un hermano que es policía?
—No —gritó
