24 de setiembre 2021
La mañana llego en un abrir y cerrar de ojos, no me di cuenta en qué momento me dormí ni en qué momento entro la mucama a despertarme.
—Tienes que estar lista a las 10 am porque Thomas pasara por ti para que vayan a desayunar.
—Está bien madre.
Salgo de la cama y hago mi rutina lo más rápido que puedo, las vacaciones no son tan agradables cuando no tienes amigas, cuando no tienes hobbies y tu única responsabilidad es verte bonita siempre.
Es un desayuno casual, así que opto por un conjunto de dos piezas y botas altas. Maquillaje ligero, un pequeño delineado en los ojos y un lip gloss para los labios.
—Estoy lista. —la emoción de mi voz se nota demasiado ya que mi madre me mira molesta —Prometo hacer mi mayor esfuerzo para gustarle al joven Hilton.
—Lo hago por tu bien Sua, eres mi hija y siempre voy a querer lo mejor para ti. —su sonrisa ya no se si es sincera, me acostumbre a verla a diario en cada conferencia, en cada portada de revista, en cada evento social que ya no se si es forzada o ella misma se acostumbró a tenerla siempre.
—Si madre.
El timbre suena y sé que es mi ansiada salida.
Thomas Hilton es típico estereotipo que toda girl quiere, todas menos yo, siento que es automático, sus sonrisas, sus acciones es como si se lo hubiese estudiado de un guion el día de ayer.
—Tu padre me dijo que te gusta leer —su sonrisa es preciosa, pero no le llega a los ojos, sé que es falsa.
—Si, me gusta mucho leer, cuando me sumerjo en un libro no hay quien me saque de ese mundo —mi sonrisa crece cada que hablo de los libros, cualquiera se da cuenta que es lo único que realmente me hace feliz.
—¿Que libros te gustan leer? A mí por ejemplo me gustan los libros de cocina, aunque no tenga tiempo de hacer alguna receta, me gusta la perfección que tienen los ingredientes al combinarlos.
—Seria grandioso que hicieras algo y por supuesto me tienes que invitar lo primero que prepare joven Hilton —mi sonrisa es pequeña, pero sincera y eso le hace sonreir a èl.
—Dime Thom y si me permites me gustaria decirte solo por tu nombre de pila.
Me rio ante su seriedad para decirme las cosas y solo asiento ante su pregunta curiosa.
—Cuentame mas Thom, ¿que es lo mas ansias en esta vida?
—La verdad, soy muy basico, solo quiero una familia y llgar a casa despues de un largo dia de trabajo y encontrar a mi esposa lista para ayudarme a cocinar y entre ambos hacer nuestra cena entre risas y tonteos de amor, poder disfrutar esos pequeños momentos en mi pequeña intimidad llamado hogar.
Sus palabras me dejan atonita, nunca pense que el unico heredero del conglomerado Hilton quisiera una vida tan sencilla y bonita.
—No todos somos como piensas Sua, si acepte esta salida es porque creo que entre tú y yo podría funcionar, no eres la típica niña mimada, se lo que has pasado con Williams, no sabes el coraje que me daba escuchar como hablaba de ti, ganas de golpearlo no me faltaban, pero si hacia eso hubiera sido peor. —agarra mis manos y solo escucho como suspira.
Se que tiene razon, si el se hubiese metido hubiese sido mi ruina; Williams era capaz de todo y mi rreputacion hubiese caido en menos de un segundo con cada palabra que salga de su boca.
—Intentemoslo Sua, ¿que puede salir mal?
Todo, todo puede salir mal y no me voy a arriesgar a enamorarme de èl ni de otra persona.
—Esta bien, intentemoslo.
Si los hombres son expertos en mentir, yo lo soy tres veces mas.
Thomas me deja en la puerta de mi casa y se va dejándome con la idea menos bonita en este instante.
—Qué bueno que llegaste, cuéntame todo Sua.
Thomas Hilton será mi pretexto para salir de este lugar cuantas veces quiera.
—Lo vamos a intentar madre, no te emociones iremos poco a poco.
Subo a mi habitación y en lo único que pienso es el aquel joven que ayer me dejo con una sonrisa tonta en el rostro antes de dormir.
Abro la aplicación en mi celular y no encuentro ni un mensaje, será que yo le debería habar primero. No, eso es estar muy desesperada y no lo estoy.
Termino de vestirme con un pijama ligero, la verdad no es que me emocione estar entaconada todo el día como mi madre, no sé cómo soporta tener esos vestidos apretados, los tacos de 12 cm de alto y un maquillaje extremadamente perfecto.
Yo soy distinta a ella, me gusta estar cómoda, mi cara sin una pizca de maquillaje, mi cabello amarrado en un moño alto y desalineado; en pocas palabras me gusta estar en la intimidad de mi cuarto, donde solo soy Sua y no la hija heredera de las compañías Walton.
—Mi niña, para que comas.
Annie entra a mi habiatacion y es a la unica que se lo permito sin molestarme.
—No quiero bajar, me lo puedes subir porfas. —mis ojos de cachorro la convencen y ella solo sonrie.
—Esta bien mi niña.
Ammie es como mi segunda madre, ella me ha criado, ella era la que estaba cuando me caia, ella era la que estuvo en mi primera menstruacion, ella fue la ue me consolo cuando le conte sobre Albert, ella siempre me escucho y nunca me juzgo y se que nunca lo haria, Annie es mi angel que que cuida aca en la tierra.
Las vacaciones están por terminar y sé que las clases en la universidad ya están por empezar, la verdad no me apetece nada empezarla, no es mi sueño ser una empresaria como mi padre, pero se que es mi responsabilidad seguir con las empresas, no quiero que ellos esperen casarme para que mi esposo tome las riendas de lo que más de una generación se ha demorado en construir.
—En que tanto piensas mi pequeña Sua.
Sonrió al escuchar a Annie.
—En nada en especial Annie, ¿ya comiste? —siempre me gusta preguntarle por sus comidas porque a veces se le olvida con todas las cosas que Sarah Walton le manda hacer.
—Si mi niña, más bien tengo que terminar de limpiar la porcelana porque tu madre hará una fiesta esta semana.
¿Una fiesta? ¿Que celebramos?
—No lo sabía, supongo que me lo dirá después.
Annie sale de mi habitación y me deja con mi plato encima de la cama, no es las mejores cosas que he hecho, pero tener que comer en el comedor enorme y sola no es algo que me apetece.
Mi celular vibra y veo un mensaje de Thom
Thom H: Solo quiero que sepas que no tuve nada que ver para la fiesta de esta semana.
¿Fiesta? Hasta él sabe de la fiesta y yo no entiendo nada.
Sua: ¿Que fiesta?
Thom H: Tu madre y la mía están organizando una fiesta para presentarnos como salientes ante la sociedad.
Suelto un suspiro fuerte y lo único que quiero es gritar, le dije que no se emocione que quería tomar esto paso a paso, pero que puedo esperar si para ella todo tiene que ser así, nunca me entiende y nunca respeta mis decisiones.
Sua: Lo siento, no sabía que mi madre haría eso.
Thom H: No te preocupes, es mejor que lo digan ahora, así ya nadie te molestara.
Bueno tiene razón, así Robert se va a alejar de mí y mi padre de él.
Sua: Tienes razón.
Pongo la serie en la laptop mientras termino de comer.
No entiendo como en las películas las parejas siempre terminan juntas, como superan sus adversidades y como el final feliz siempre esta presente.
Porque no hay un final trágico, donde ninguno se perdona y siguen con su vida por separado.
Cierro la laptop y bajo a dejar mi plato a la cocina.
—Qué bueno que te veo Sua, este viernes vamos a presentarlos a ti y Hilton como pareja.
Solo asiento y ruedo los ojos en su dirección.
—No hagas eso jovencita, que soy tu madre y me debes respeto.
—El respeto se gana.
Siento mi mejilla arder ante la bofetada que me acaba de dar.
—Soy tu madre y me respetas Sua, todo lo que hago es por el bien de esta familia.
—Lo haces por tu propio bien, porque tu también quieres presumir una relación que no existe, una relación que solo te creas en tu propia cabeza.
Dejo el palto en el lavadero y subo corriendo a mi habitación. Necesito un desahogo urgente.
Entro a una de la paginas y respondo el primer mensaje que veo.
@Brunoo: Hola guapa
@Sua: Hola, quieres para vernos hoy?
Soy directa, no quiero una relación solo necesito un desahogo urgente.
@Brunoo: Claro, donde nos podemos ver.
Le mando una dirección discreta, porque cualquier paratzi que me vea es capaz de tomar la foto y subirla en todo el medio y no me conviene para nada un escandalo.
Me coloco un vestido fresco y facil de retirar, la lenceria es diminuta y bonita, los labios los pongo un poco rojos y delineado un poco mas oscuro de lo normal.
—Ya vuelvo — informo y salgo de la mansión que se supone que es mi hogar.
—¿Dónde ira señorita? — Víctor intenta abrirme la puerta del coche, pero me niego.
—Iré sola, solo voy a caminar un rato, tengo cosas que pensar.
Víctor asiente y me deja salir tranquila.
Camino unas cuantas cuadras y giro para encontrar el lugar donde cite a mi nueva víctima.
—¿Eres Sua? — giro en dirección de donde me han llamado y veo a un chico moreno y alto.
—Y supongo que tú eres Bruno, ¿verdad?
—Si, entonces que haremos
Me rio ante su pregunta estúpida y solo sigo caminando. Bruno sigue mis pasos hasta que agarra mi brazo izquierdo.
—Necesito que seas directa Sua.
Sus ojos son verdes intensos y lo único que quiero es que deje de mirarme.
—Suéltame y sígueme.
El ríe y sigue caminando detrás de mí.
Llegamos al hotel de no muy buen estado y pasamos.
—Una habitación por favor. —soy yo quien la pide, la recepcionista ya me conoce demasiado bien y no dice nada por el dinero extra que llega a su cuenta cada vez que vengo.
—Aquí tiene señorita.
Ambos subimos al cuarto y sin perder el tiempo siento como me agarra de la cintura y me jala hasta que nuestras respiraciones se mezclen.
—No voy a parar si no me pides.
Niego con la cabeza y siento sus labios sobre los míos. Sus manos recorren cada curva de mi pequeño cuerpo, siento como la humedad comienza a aparecer entre mis muslos y los gemidos no tardan en llegar.
Me alejo de él y quitó su polo para poder tocar lo que me estoy por comer.
—Mucha ropa preciosa — la mirada lujuriosa que me da me pone más caliente y solo dejo que él explore el territorio.
Quita mi vestido en menos de lo esperado y se queda mirando mi conjunto de lencería.
—Perfecta.
Los besos se hacen más salvajes, más pasionales, más intensos; mis manos despeinan su cabello para después recorrer toda su espalda tonificada.
Lo hago retroceder hasta que el choca a la cama y cae en esta.
—Mucha ropa. — acto seguido le quito los pantalones y el bóxer que tiene.
Su polla está brillante por el líquido preseminal que tiene, se dura y lista para que me hará suya
me monto encima de él y lo beso. Sus manos hacen maravillas en mi cuerpo, los azotes no se hacen esperar y quita mi brasier en un segundo.
Se mete mi pecho en la boca y succiona como si fuera algo le que pertenece, mientras que al otro le da caricias y uno que otro peñizcon en el pezón.
—Quiero más, dame más — gimo desesperada porque siento que esto no es suficiente.
No soy paciente, no me gustan los juegos previos.
—Te quiero en cuatro bebé.
No le falta decir nada más, me pongo en cuatro, con la cola bien parada ansiosa por sentir su hombría en mi interior.
Escucho como razga el preservativo, para luego introducirse en mi.