—Entonces todo fue una mentira.
La voz de Ramís resonó como eco en el cuarto de cambios del personal del hotel, tanto que Marbiel dio un respingo al escucharlo. Al levantar la vista diviso el imponente cuerpo del príncipe a pocos metros de ella. La chica parpadeo repetidas veces intento creer que solo lo estaba imaginando, pero éste al dar unos pasos hacia ella le hizo entender que era muy real.
La joven se dijo para sí misma que ahora es que le venía el verdadero reclamo, ese hombre descargaría toda su furia y poder sobre ella por tal humillación. Se había burlado de él en todos los aspectos posibles, pero Dios era su testigo que no lo quiso hacer con malas intenciones solo quería protegerse. Ella recostó su cuerpo de las metálicas puertas donde se solía guardar las pertenencias de lo
