Después de la de decepcionante cena el príncipe regresa a su suite. Una vez dentro de su habitación Ramís fue directo hasta el bar para servirse un trago. La irritación que burbujeaba por dentro de su cuerpo no era normal. Podría estallar en cualquier momento, y no deseaba pagarla con nadie. Pero es que era imposible no estar molesto por lo que ella había hecho. Como se le ocurría faltar a su cita con él, después de que le había dicho que estaría encantado de volver a verla. Hasta estaba llegando a pensar que ella no sintió ningún tipo de emoción al conocerlo. ¿No le resulto atractivo? Poseía tantas preguntas por dentro que no sabía si tendría respuestas de alguna y menos con la falta de interés de Amira por estar a su lado. —¿Estas preocupado no es así? La voz de su mano derecha resonó

