Irene dejó de prestar atención a sus pretendientes para podar su mirada en Tamara, ella reía y coqueteaba con los tres chicos, Vanesa debía pensar lo mismo por el gesto que me hizo a Irene, era desaprobación y desagrado. Llegaron a su destino, Diego aparcó el pequeño autobús en una esplanada, bajaron cargando cada uno su mochila, Irene intentó colocarse al lado de Vanesa, no quería estar entre Diego y Rubén, ni con Vanesa, sino corría el riesgo de ser incapaz de morderse la lengua cuando volviese a poner una vocecita bastante patética, o a lanzar un comentario fuera de lugar. —¡Es por allí! —les indicó Diego con la mano un pequeño sendero. Empezaron a caminar en fila india, al principio el caminito era más bien estrecho, limitado por árboles y hierva alta junto con arbustos, todos aspir