CRISTHIAN SCOTT —¡Dime que estás bromeando! —me pide. Se levanta de un brinco y se acerca a mí, agarrándome de la camiseta. Su rostro luce perplejo y está al borde de romper en llanto, una vez más—. Cristhian, por favor, dime que eso no es cierto. Quisiera decirle que no. Desearía evitarle este sufrimiento. Desearía tener el poder de cambiar las cosas y cambiar este momento por uno, tan feliz, como el día de su boda. —Anna… Lo siento —murmuro—. Quisiera que todo esto fuera un error… Quisiera… —¡No! —grita, desesperada. Se lleva las manos a la cabeza y cierra los ojos con fuerza. Gruñe e hiperventila—. ¡No! ¡No! ¡No! Él no se puede morir. Trato de sujetarla por los hombros, pero está hecha una furia y al borde del colapso. Me golpea y me culpa por haber dejado a Alexander. No quier

