Sin discutir con ese italiano, Jade se encaminó llevando puesto su vestido de novia, ambos ingresaron en la alcoba de Fabián. Y no más al escuchar que él cerró la puerta, ella corrió a refugiarse en el cuarto de baño. —No creo que quieras pasar toda la noche metida en ese lugar, Jade. Además, yo quiero dame una baño, así que será mejor que no te quedes metida allí a modo de evitar compartir la cama conmigo. Mientras que Fabián hablaba con ella, se despojaba de su ropa muy lentamente. El italiano esperaba que esa mujer no lo obligara a tirar la puerta para sacarla de allí, a veces se peguntaba porque diablos las mujeres tenían que encerrarse en el maldito baño. Será que pensaban que no tenían una llave de la puerta, o no imaginaban que de un simple golpe podría tirarla. Era absurdo que s

