ABBY KING Manda su mano a mi entrepierna, me encorvo al sentir el calor de su dedo invadiendo lo personal. –A quien le diste esto, Abby– –A nadie– susurro. Sus dedos pellizcan mi clítoris y me descompongo aún más. –No mientas pequeña mentirosa, dime a quien se lo diste cuando no estuve– el agarre se vuelve más fuerte y grito muerta de placer. –¡A nadie!. Nadie me tocó– –¿A sí?. ¿Entonces si te follo ahora, me vas a responder como me gusta?– su aliento golpe mi nuca mandando una oleada cada vez más punzante a mi sistema. –Vamos, habla. Quiero escucharte pequeña– –No me llames pequeña– presiono mis dientes. –Pero lo eres. Eres mi pequeña ratita calenturienta que se mete a las habitaciones ajenas– mi vestido se levanta dejando ver el pedazo de tela que cubre mi coño. St

