STEFANO HARRISON
La noche cae, me encamino a uno de nuestros bares. Necesito un trago, este día ha estado cargado de demasiadas emociones que lo único que me podría relajar es un vaso de licor.
El lugar está atestado de gente. Como siempre.
Ministros, empresarios y demás personas importantes rodean el lugar.
Camino hasta la barra y me encuentro con nuestros hombres; Lucas, está con Titan y Rafaelo.
Todos tiene un trago en la mano.
No hay mujeres cerca, años atrás esto era diferente. La época en la que estos hombres follaban como conejos ha terminado. Quien lo diría.
Busco un lugar para mi. El cantinero parece demasiado ocupado con una rubia de largas piernas.
–Esto parece un monasterio– me siento a lado de Lucas.
Titan levanta la cabeza y bebe de golpe su trago. No debí
