Katerina no puede controlar las arcadas, cuando quedo su estómago vacío, se puso de pie, lavándose con cepillo y pasta la boca, Darren había cerrado la puerta del baño para darle su espacio, ella se miró al espejo, sus ojos rojos e hinchados de llorar en secreto. Busco alguna crema que le ayudara a mejorar su aspecto, suspiro y salió. —Te ves terrible. ¿Qué te hizo ese mal nacido? —Darren se fue a la yugular. Ella se sienta y medita, pero las lágrimas asoman de nuevo. —No le digas a Aidan, me avergüenzo ser una molestia para él todo el tiempo. —¿Qué estás diciendo? ¿Cómo puedes pensar eso? —Me dormí en el yate y cuando desperté, sentí las manos de Paulo deslizarse por mi pierna, me da asco con solamente imaginarlo, no puedo ni meditar bien la situación, Aidan me dejara por eso. —¿Qué

