Las dos voltean a ver, Margarita se puso de pie y se apresuró a salirle al encuentro, lo abrazo fuerte, Aidan no la acogió con sus brazos, le decía que lo había extrañado. En su mente de niña mimada se imagina que todos deben complacerla al momento que ella lo desea.
—Me puedes soltar, Margarita, nos están viendo, no es muy propio que una jovencita abrace a un hombre comprometido. —ella mira de reojo a Katerina, quien se queda en su lugar. Él se suelta de ella.
—Te extrañé, me tienes abandonada, yo estoy aquí por ti, quería pasar tiempo de calidad contigo. —Aidan mira a su mujer, no escucha las palabras de la joven mimada, camina hacia Katerina, se acerca a ella y la besa en la boca.
—Seas bienvenido a casa, mi amor.
—Hice todo el trabajo lo más rápido que pude, quería verte. —él se si
