Te lo prometo

Capítulo 1

7 meses después del accidente

había perdido por completo la memoria, no recordaba absolutamente nada, el hombre que me había llevado al hospital había decidido hacerse cargo, de mi hasta que recuperará la memoria, vivía en un ático en Nueva York, el era un hombre de mucho dinero, solía venir mensualmente a visitarme.

El era increíblemente atractivo con sus ojos grises oscuros, cabello castaño, su moreno, el aproximadamente media 1,95, era alto, educado y joven.

siempre había sido atento sin pedirme nunca nada a cambio, aunque a veces me sentía mal porque el me mantuviera.

Un día cuando vino a visitarme, era la primera vez que el se acercaba a mi intentando besarme, desde el principio había demasiada química entre ambos.

Sentía que el corazón se me salía del pecho, era una sensación rara, el me besó con pasión pero yo estaba algo confundida con todo esto.

—Relajate, no haré absolutamente nada que no quieras—Me dice el cerca de mis labios

Cerré los ojos, varios pensamientos pasaban por mi mente, algo en mi interior me decía a gritos que debía apartarme, pero mis emociónes me traicionaron, mi cuerpo correspondía a sus besos y a sus caricias, el se apartó por unos segundos alejándose, pero seguía tensa.

—Lo siento no debía besarte, no estás obligada a nada Ámbar—

—Lo se—Le digo, esta vez fui yo quien se acercó a él pegando mi cuerpo contra el suyo para ponerme de puntillas y besarlo, el me levanto del suelo, rodeó su cintura entrelazando mis pies, el baja sus manos a mi trasero mientras sigue besándome, subiendo así al dormitorio, me deja recostada sobre la cama, mientras me ayuda para desvestirme, se desviste el también, quedando ambos en ropa interior.

Se incorporó a mi lado, poniéndose encima mia, mientras va dando ligeros besos hasta bajar a mis pechos comenzó a lamerme y a chupar.

—llevo tiempo deseando hacerte mía—

—Pues tus deseos se han echo realidad—

Él solamente me sonrió y me besó nuevamente, pasó varios minutos jugando con mis pechos,el se aparta de mi para sacar un preservativo de la mesita de noche.

—Entonces tenías intenciones de acostarte conmigo desde el inicio—Le digo

—Desde el primer momento que te vi—Dice el incorporándose a mi lado, hasta que sentí la cabeza de su m*****o estirar las paredes de mi v****a, pero a la vez sentía que me ardía, cuando el entro con más fuerza no puede evitar soltar un quejido de dolor, mis lágrimas cayeron, el iba salir pero se lo impedía.

—Solo dame unos segundos—Le digo mientras lo beso, el parecía algo preocupado.

El iba saliendo y entrando lentamente en mi, seguía sintiendo como cada centímetro de su m*****o con cada una de sus venas saltadas se iba deslizando adentro de mi.

Mientras con sus manos apretaba mis caderas.

Cuando veo que estaba más relajada comenzó a embestirme con más fuerza Comencé a gemir, comenzaba a pasar del dolor al placer poco a poco.

Los minutos pasaban y las embestidas seguían, Mis piernas comenzaban a sentirse débiles y cansadas, pero él parecía no cansarse. Yo solamente gritaba de dolor y placer a la misma vez mientras solamente observaba el techo, Segundos después sentía contracciones, un orgasmo.

Yo deseaba descansar un poquito pero él seguía, con sus manos apretaba mis tetas.

Le respondí con el poquito de aliento que aún me quedaba. Él todavía aumentó el ritmo y siguió penetrandome, Yo sentía que estaba apunto de desmayarme cuando sentí que con sus manos me apretaba muy fuerte las caderas. Ya era demasiado. Ya no aguantaba más, hasta que el se vino.

Se levantó para tirar el preservativo, volviendo a recostarse a mi lado.

—No imaginaba que fuera tu primera vez, lo siento, si lo hubiera llegado a saber no hubiera ido tan rápido—

No le dije nada, solo me acerque a él para recostarme sobre su pecho.

—Por lo menos ahora me quedo tranquila sabiendo que no tenía ninguna relación con otra persona anteriormente—

El masajea mi cabello mientras va bajando sus manos haciéndome cosquillas por la espalda.

—Oliver, voy a ducharme—

El no me dice nada, solo asiente con la cabeza, al rato de estar metida en la ducha el aparece incorporándose conmigo a la ducha.

En ese momento comenzamos a besarnos apasionadamente y con nuestras manos recorríamos nuestros cuerpos bajo el chorro de la regadera.

Comencé a besarlo en el cuello, de ahí me fui bajando a sus pectorales mientras con mis manos recorría su espalda ancha y después sus nalgas. Noté que cuando mi boca llegó a su ombligo, su m*****o ya estaba totalmente erecto otra vez.

Me apliqué un poco de jabón en las manos y comencé a frotar dándole unos sensuales jalones. A él le excitaba ver como se resbalaba de mis manos enjabonadas.

—Me encantas—Me dice el

Así seguí jalando durante unos dos minutos más mientras esporádicamente lo volteaba a ver a los ojos y nos sonreímos. Después me puse en cuclillas ante el y procedí a darle una mamada a ese m*****o que estaba ya más duro que una piedra. Coloqué mi boca sobre la cabeza de ese pitote y delicadamente comencé a mamarlo mientras con mi lengua le masajeaba el glande. Eso lo volvió loco de placer y comenzó a soltar unos cuantos gemidos.

Yo seguía mandándole, Se la mamé con unos movimientos delicados mientras con mis manos le masajeaba sus huevos y sus nalgas.

Sabía que aún él no quería terminar tan pronto porque lo mejor estaba por venir.

Sonriéndole pícaramente me puse de pie y me arrinconó contra una de las paredes de la ducha. Apoyé mis manos sobre la pared y me quedé ahí parada de puntitas.

Él se agachó poniéndose de cuclillas detrás de mí y me abrió un poco las piernas. Con sus dos manos me separó las nalgas para dejar mi v****a expuesta y a su disposición mientras el chorro de agua tibia de la regadera caía sobre mi espalda.

El aprovecho para meterme dos dedos en el interior mientras jugaba con mi clítoris, dando e masajes circulares para luego seguir metiendo los dedos cada vez más rápido, hasta llegar al orgasmo.

Las piernas me temblaban del placer, estaba excitada, pensaba que habríamos acabado, pero el me levanto contra el, para así dejarme sentada sobre el lavamanos, que era de mármol y largo, para así penetrarme allí mismo.