La agenda

1124 Words
Raúl y yo pasamos casi la semana juntos, después del trabajo, hace una parada por mi apartamento, se queda, come algo dulce, conversamos de algo insignificante y se va a casa. Yo he estado emocionada con irme a Nueva York, obviamente, no he comprado nada antes de ir porque dicen que esa ciudad está llena de cosas baratas y preciosas, así como otras caras, o sea, comprar no es el problema, pero he estado viendo imágenes de cómo irme al viaje. Raúl me ha dado a entender que soy muy con extra, pues no, me gusta verme guapa, todo el tiempo, sexi para ciertos momentos. ¿Qué se le puede hacer? No quiero irme de la ciudad sin ver a Brenda y Rod, su papá está en el trabajo, así que de todas formas quedo con ella para almorzar y chismorrear, mi amiga confirma que no tiene nada más importante que hacer que verme y a solo minutos de haber organizado el plan estoy en la puerta de su casa. Brenda le muestra la pequeña casa en la que están viviendo, poco convencida se ve mi amiga, pero no dice nada. Yo voy a prepararnos el café mientras ella me hace unas empanadas de camarón, contigo emocionada y le pregunto si tiene de su salsa verde y ella asiente. —Qué cosa más rica, por el amor de Dios—comento embriagada por todos los olores que hay en mi casa. —Te veo más delgada y comes así. —Claro, hay que comer de todo y por todos los días que no hemos comido. —Ya… qué bueno que Dios te ha deparado trabajo. —Gracias a Dios. —¿Por qué no me cuentas del trabajo? —Uy… Es que cuando te cuente no vas a querer que hablemos más. —Mina, estás haciendo algo malo. —No, acompaño hombres aburridos a citas de negocios—Brenda deja lo que está haciendo, me mira a los ojos antes de hacer la pregunta, —¿Y… te los follas? —Solo si quiero. —Eso es prostituirse, Carmina. —Te dije que te molestaría, por eso te pedí que no preguntaras. Brenda se queda en silencio midiendo cuán molesta puede estar, la veo que continúa friendo las empanadas de camarón, y asiento en espera de un regaño o un “vete de mi casa”, en su lugar, mi amiga termina de cocinar y pone el plato en frente de mí. Rueda sus ojos, de un lado a otro, de verdad, que un mal viento la puede dejar viendo a la nada para siempre. En su sitio, espero y suspira. —No hagas nada que te maten, ni vendas o uses drogas. —Vale. —Ni maridos casados, ni gente que sea familia porque eso es incómodo y orgías… —dice con desagrado y no puedo evitar sonreír. — Y utiliza condón siempre. —¿Tienes algo más? —Cero videos sexuales que siempre creces y te dan vergüenza. —Estamos de acuerdo—Brenda me acerca el plato con comida.—Gracias, Brendy. —Siempre, Carmina. —las dos sonreímos. Miró la sala y le preguntó que has pasado con los sillones. Brenda decide hacer una reflexión de cuando eres joven, lo tienes todo, salud, fama dinero y una familia, y al final del día no te queda nada. Por más que tu hija y rodó lo que adquiriste hay que venderlo. —Guarda dinero, inviértelo, porque Mainvillage en un país en el que puedas darte el lujo de no tener dinero. La gente aquí extremadamente rica o pobre y así cobran la luz, el agua, la comida, ¿has ido al jodido supermercado? Le tuve que peguntar a la mujer de la caja si era considerado kosher porque todo es caro. —Ya… —En resumen, vendimos los sillones y mi papá me ha prohibido salirme de la universidad, pero debo las últimas cuotas y siento que no me van a dejar hacer los finales. —Brenda, yo tengo un poco de plata… puedo ayudar. —No, no vas a prostituirte para mantenerme a mí o a Rod. Nosotros veremos. Ya te debemos suficiente de lo de la liquidación. —Eso fue un regalo, Brenda y ustedes son mi familia, si necesitan algo y lo tengo lo pagaré. ¿Cuánto es lo que hay que pagar de la matrícula? —No voy a decirte y ya cambiemos de tema, no hay nada divertido en tu vida. —Me voy mañana a Nueva York. —Wow. —Sí. Las dos conversamos y le pregunto si quiere que la traída algo en especial. Ella se ríe y me informa que le gustaría un llavero de los que venden en el aeropuerto. Veo seria e indignada a Brenda, no puedo creer que lo único que quiera es eso, tan simple. Creo que es eso, pero de todas formas no me importa porque todo lo que me guste para las dos lo compraré y se lo dejaré. Unos minutos más tarde, me tengo que despedir. Brenda me da un abrazo largo y un beso en la mejilla, me da las gracias por ser honesta y por confiar en ella a pesar de todo. Yo la lleno de besos y le recuerdo que además de ser mi mejor amiga en todo el universo es lo único que tengo que vale la pena. —Tú eres todo para mí y más Minie. —Te amo. —Te amo más, cuídate por favor. No te metas en problemas y me escribes mientras estás allá. Después de ir a casa de mi amiga, le pido al chofer llevarme a la universidad para hacer le pago. Raúl me ha dado un dinero para shopping y los extras de todo el sexo espectacular que hemos estado teniendo. A veces me sorprende que me paguen por tener sexo con alguien como él. Raúl es guapo, divertido sabe todo lo que hay que saber en la cama, disfruto más de lo que pensaba, porque la realidad es que al inicio pensé que tendría sexo con señores viejos; sin embargo, Maddison insiste en que sus clientes también cumplan con un perfil para hacer las cosas menos desagradables. —Conmigo funciona. Raúl llama y yo le contesto de inmediato. —¿Qué haces? —Diligencias. —¿Podrías venir en medio de tus diligencias? —¿A qué...? —A tomar café por supuesto —responde sarcástico. —Tengo solo una hora y no puedo salir del centro. —Me conformo, con una sola hora de tu tiempo. —le doy indicaciones al chofer para que me lleve con Raúl. —¿Quieres que te lleve algo? —Contigo es más que suficiente.
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