Me despierto cómo es común, con alguien tratando de expulsarme de la cama casi como si no le gustará que estuviera aquí. Trato de acomodarme, pero toda posición en la que me pongo ella vuelve a colocar sus pies sobre mi. La amo con mi alma, pero es incómodo es un hábito que no se le ha quitado con los años tristemente.
— Chloe, te amo cariño pero no podrías controlar tus malos hábitos al dormir — digo en la oscuridad de la habitación
Me canso de tanto tratar de buscar una posición en la que no me golpee, casi siento como si mi cuerpo fuera un imán que atraen sus pies a alguien lugar de mi anatomía.
Resignado, me levanto poco a poco de la cama. No queriendo despertarla, se que no es peor para ella que despertarla y menos siendo tan temprano, en un día normal de colegio o en mi caso de trabajo. No hay tanto problema, pero en los fines de semana es casi como una regla sagrada el no poder despertarla.
Si por accidente así pasa, es triste para mí. Porque me trata mal todo el día, y me ve con la peor cara del mundo. Sonará tonto, pero odio ver qué se vea de esa manera y hacia mi menos obvio está.
Es increíble como hace un par de años atrás, cierta chica se quedaba con nosotros. Era la mejor compañera para dormir, Chloe se portaba de maravilla casi parecía un Ángel. En cuanto ella fue, es casi como si un Interruptor se hubiera activado en su interior volviendo a las viejas andanzas.
Camino hacia la cocina, recordando los buenos momentos. Antes de ir a la cocina, paso por el baño para darme una ducha rápida que termino con mi mano a mi alrededor liberando leves gemidos mientras en mi mente parpadean esos momentos de unión carnal, los únicos que he tenido pero no por eso menos importantes. Es casi como si ella jamás se hubiera ido.
Antes preocuparme por algo como esto, por darme placer. Nunca estuvo en mis prioridades si soy completamente sincero, estaba tan arraigado a cuidar de mí bebé que mi mente se mantenía lo suficientemente ocupada para no ocupar mi mente en esas cosas.
Pero desde nuestro primer contacto, es como si algo se hubiera liberado en mi interior. Cuando terminó, me limpio y me doy otra enjuagada para limpiar cualquier resto de mi acabada. Al momento de salir de la ducha, me voy a lavar lo dientes, le doy una leve repasada con la hojilla.
Doy un vistazo alrededor, cuando veo que todo se encuentra en su lugar. Salgo del cuarto de baño, me encamino ahora sí hacia la cocina para preparar algo de comer me decido por unos panqueques con fresas y Nutella. Me provocaba algo dulce.
Me siento a comer, apenas me siento escucho una puerta ser abierta. Levanto mi mirada de la mesa, viendo a un dulce angel salir de mi habitación a la vez que bosteza y se frota un poco los ojos.
Me paro de la silla, caminando hacia Chloe. Me agachó a su altura, a la vez que la levanto en mis brazos sin ninguna restricción de su parte. Depósito un suave beso en su frente.
— ¿Cómo dormiste cariño? — pregunto al separarme un poco de ella
— Bien, pero papi duermes súper mal — dice con el ceño fruncido
— Ya va, ¿Yo soy el que duermo mal? — pregunto sorprendido por su elección de palabras
— Si, es que te estabas moviendo mucho y no me dejaste descansar muy bien
— ¿De que hablas si fuiste tú la que te moviste demasiado?
Es ahí cuando me doy cuenta que llegamos a un punto muerto, un tira y afloja que ya no tiene sentido. Niego con mi cabeza, a la vez que nos encaminamos a la mesa, destapó el recipiente dónde le había guardado, relleno mi porción.
Comenzamos a comer entre risas, contándome lo que hizo esta semana. Cosas que ya me contó, pero que no me molesta escuchar las veces que le dé la gana. Estoy feliz de saberla aquí conmigo..
Pasamos la mañana entre tareas de su parte, y yo limpiando un poco alrededor a la vez que escucho un poco de música. Sonrío al verla desenvolverse alrededor.
A cambiado demasiado, antes le costaba un poco concentrarse a la hora de hacer tarea. Pero ahora no es tan así, le gusta hacerlas es como si hubiera tomado un consejo del cual no tengo entendido porque un día que no recuerdo cuando exactamente tomo la práctica, de hacer sus tareas al momento que llega del colegio. Lo cual es eficiente, así cuando llega el fin de semanas, disminuye su la carga de las tareas.
— No se de dónde salió, pero me encanta que sea de esta manera...
Me acerco a ayudarla de vez en cuando, pero son ayudas mínimas. A mi niña le gusta ser independiente en ese sentido, le gusta aprender las cosas por si misma solo cuando ve que le cuesta demasiado algo es que pide ayuda. Me gusta mucho esa parte, porque indica que a pesar de encontrarse apretada da todo de si para tratar de resolver lo que está haciendo, pero al momento que siente que está dando todo de si y no puede más no se guarda nada y procede a pedir ayuda.
Sin saberlo, en ella se ha forjado una madurez. Una que no debería tener a su edad, pero que manifiesta aún así, esto hará que el futuro se convierta en una gran mujer con muchos ideales. Además que muy intelectual, es importante recalcar que esa inteligencia la llegó a sacar de mi hermana. Esa mirada de sabelotodo, esa mirada que la impulsa a querer aprender más.
Complacido con lo que veo, la dejo tranquila mientras termina sus tareas.
— ¿Terminaste? — me acerco a ella con una sonrisa
— Si papi, ya todo está listo — exclama con una sonrisa a la vez que coloca su tarea frente a mí para que la revise
La tomó entre mis manos con una sonrisa, comienzo a revisar frase por frase verificando que todo se encuentre en su lugar. Al dar mi punto positivo, de que todo está como debe de estar le doy un pulgar arriba, ella sonríe en consecuencia por lo tierno del gesto.
— ¿Que te parece un helado?
Ni siquiera respuesta de su parte, solo dale corriendo hacia a la habitación. Sale no mucho tiempo después con una hermosa sonrisa en sus labios, con un nuevo cambio de ropa.
— Es sorprendente como, cuando hay que salir a comprar helado o comida rápida se cambia rápido pero cuando toca escuela tarda bastante
Decido no opinar abiertamente, solo tomo mi chaqueta del perchero. Me la colocó, para luego tomar mis pertenencias para salir del apartamento, lo bueno es que este piso nos pertenece. Fuera de sentir cómodo, por lo que tengo es todo lo contrario solo extraño ese apartamento que tenía hace un par de años y los momentos encerrados en él.
Me separó de tales pensamientos dando un leve vistazo alrededor, para luego salir hacia la calle no mucho tiempo después. Decidimos ir a pie, en cierta calle siento una sensación incómoda que me hace dirigir mi mirada en esa dirección, al no ver nada me quedo tranquilo y seguimos nuestro camino hacia la heladera.
— Buenas tardes, ¿Que desea? — nos pregunta la señorita al entrar al lugar
Procedemos a decirle, que es lo que vamos a querer. Nos atiende con una sonrisa, a la vez que decidimos sentarnos en una mesa.
Este local es muy concurrido, por sus sabrosos helados. Pienso, viendo alrededor orgulloso de haber encontrado un lugar donde nos hayamos podido sentar sin mayor problema.
No mucho tiempo después, llega la chica a entregarnos nuestros pedidos. Uno de chocolate para mí bebé, y uno de fresa en mi caso, mi gusto no ha cambiado a pesar de los años.
Nos encontramos felices disfrutando de un lindo momento ameno entre los dos, nos dirigimos no mucho tiempo después a pagar.
— Papi, tengo ganas de hacer pipí
La acompaño hacia el baño, obvio no iba a dejar que mi bebé fuera sola a ninguna parte. Menos mal que es sólo un cuarto, por lo que no tengo que toparme con nadie y solo estar pendiente de la puerta para que nadie entre por error.
— Esto está demasiado lleno, ¿Segura que quieres aquí? — escucho qué dice alguien, pero no es eso lo que me pone tenso sino la persona que responde
Una voz que jamás en mi vida podré olvidar por más que quiera.
— ¡Claro que sí! — exclama con una sonrisa, su voz aniñada me hace sonreír —, anda amor
Pero son esas palabras específicamente que me hacen fruncir el ceño, menos mal que todavía no me ha notado. Porque mi mal genio se nota de aquí a Pekín.
— Así que este es el pendejo que me dijo el señor Hugh... — me digo a mi mismo
Aprovecho que no me ven, para analizar de pies a cabeza a este hombre. No me sorprende su porte, de niño rico que tiene todo resuelto. Lo que me sorprende es que ella esté aquí, con él.
— Veo que estás muy bien, pudiste olvidarme — me digo con amargura
Siento como la puerta a mi espalda es abierta, espero que no haya podido ver a Aria pero es imposible. Por más que ruego y rezo para que no sea así, solo basta con que ella pida su helado de torta suiza favorito cabe destacar. Para que Chloe la reconozca, sin poderse aguantar va corriendo en su dirección.
Cuando me doy cuenta es demasiado tarde, veo como se desarrolla todo. Como si de un acosador me tratase, cuando Aria siente los brazos alrededor seguida de una dulce voz se congela en su lugar.
— ¡Aria! — no se me escapa la cara agria del hombre a su lado
El mismo tipo que sinceramente no me agrada para nada, y ahora al ver cómo ve a mi niña abrazar a la que habría sido su futura madre puede conmigo.
— ¡Niña!
— Primero que todo, ni se te ocurra tocarla. Aleja tus manos de ella, y no es niña — reclamo —. Es Chloe Nodstorm, así que más respeto
Cuando cierta pelirroja me escucha, se gira en mi dirección. Lo sentí como si hubiera sido en cámara lenta, desplaza su mirada de mi niña hacia mí, al momento en que nuestras miradas chocan es como si una corriente hubiera pasado entre nosotros, todos los recuerdos llegan de golpe y no ayuda para nada que haya pasado toda la semana recordando todo lo ocurrido entre nosotros y menos aún haberme dado placer justo hoy pensando en ella.
— ¿Charles? — no se me escapa como su mirada me recorre a la vez que un calor abrasador me recorre el cuerpo cuando hago lo mismo
— Hola Aria — expreso con el mismo tono de voz
— ¿No se han olvidado de mi verdad? — exclama una dulce voz
— Claro que no mi niña preciosa, como me voy a olvidar de la bebé más hermosa de todo el mundo — una mirada triste me recorre, al saber cómo nos tuvimos que alejar
— ¿Me podrías explicar que ocurre aquí?
— ¿No podías esperar al menos que se terminarán de saludar? — pregunto de la manera más agria que puedo reunir
— ¿Podrías darme un momento hombre?, es novia con quién hablaba
— ¿Novia? — sorpresivamente no soy yo quien pregunta —, acaso ya olvidaste tan rápido a mi papi.
— Cariño.. — digo cuando la tomó de nuevo en mis brazos
— Lo siento, estoy perdido — exclama el mismo hombre de nuevo
En serio que me molesta su irritante voz, le doy una mirada fría.
— Cariño, no es momento ella está muy ocupada en estos momentos
— Charles..
— No tranquila, después hablaremos se que hay muchas cosas que hablar pero no es el lugar, ni el momento ¿Está bien?
Una sonrisa diabólica cruza mis facciones, a la vez que depósito un suave beso en su frente. Acerco a mi niña para que haga lo mismo, doy un vistazo al hombre que se quedo mudo.
En el camino pienso como el encuentro fue fuera de lo normal, no planeado, la mirada agria que espere ver no estaba. Solo una mirada esperanza la cual no pensé que recibiría de su parte, siento que se quedó en shock por lo rápido que ocurrió todo. No me iba a acercar pero al ver, la manera tan fría en la que ese hombre vio a Chloe pudo conmigo.
Esto me indica, que no será difícil recuperar a mi mujer. Se que deje un problema armado, pero no me importa solo tengo presente un solo objetivo.
— Esto apenas comienza, no me quitarás a mi mujer..