Capítulo IV. Con la visita a una extraña anciana LUCY conducía a su padre, pues éste estaba siempre demasiado ocupado con sus asuntos políticos o su vida social para conocer bien sus extensas propiedades. Además, habitaba siempre en Edimburgo, y la joven, en cambio, pasaba todo el verano en Ravenswood y, en parte por afición, en parte a falta de otras distracciones, había llegado a conocer, en sus frecuentes paseos, todas las alamedas, cañadas, sendas, matorrales… Hemos dicho que Lord Keeper no era insensible para las bellezas naturales; y, para hacerle justicia, hay que añadir que las sentía doblemente cuando se las hacía ver esta hermosa muchacha, tan sencilla, que, apoyándose en su brazo con filial cariño, le señalaba una vez el gran tamaño de un viejo roble, y otra algún paisaje gran

