**ISOLDE** Me estremecí, sintiendo el calor irradiar desde el centro de mi ser, expandiéndose por cada centímetro de mi piel. Me separé de él, jadeando, con la respiración entrecortada y los labios hinchados. Sus ojos, oscuros y llenos de deseo, me miraban con una intensidad que me hacía temblar. Mientras ellos juegan a dominar, a controlar, a imponer sus voluntades, yo sigo moviéndome entre las sombras invisible, pero siempre presente. Con una sonrisa que no revela nada, con una voluntad que no se ha quebrado, y con una mente que ya ha trazado el siguiente paso, el más silencioso y letal de todos. En este juego de la pasión. La verdadera victoria no se encuentra en la ostentación ni en el reconocimiento público, sino que se conquista en la serenidad de la intimidad, en la conexión prof

