**ISOLDE** Me quedé sentada en la orilla de la cama, abrazando el celular con fuerza, como si fuera mi único refugio en medio de la tormenta que me azotaba por dentro. Lo apretaba contra el pecho, buscando un poco de consuelo, un rescate en esa pantalla fría. Esperaba, ansiaba que Magnus me escribiera algo, cualquier cosa. Una pista, un mensaje que me diera esperanza, un simple “estoy aquí”. Lo que fuera. Un milagro. Y entonces, en medio de esa espera desesperada, el teléfono vibró. La vibración fue como un latido que atravesó mi cuerpo, despertando una chispa de vida que creía perdida. Miré la pantalla y allí estaban esas dos palabras que romperían todos mis esquemas. **“Lo encontré”** Solo esas dos palabras, pero con un peso inmenso, suficiente para hacer que mi corazón se acelera

