**ISOLDE** Me levanté del borde de la cama con lentitud, el papel todavía entre los dedos, doblado con precisión militar. “Tienes que estar lista a las seis.” No era una sugerencia. Era una orden disfrazada de cortesía. Me acerqué al vestido. Lo toqué como quien palpa la tela de un recuerdo que no le pertenece. Su suavidad me recordó lo mucho que había dejado atrás. La textura no me provocaba emoción… solamente conciencia. Del rol que debía desempeñar. De las expectativas que se tejían alrededor de mi figura ahora. Llevé las prendas al vestidor. Encendí la luz, me miré al espejo. No había emoción en mi rostro. Solo preparación. Me quité la ropa con lentitud. Me puse el vestido. Se ajustaba como si alguien lo hubiera elegido con exactitud matemática para mi cuerpo. Me recogí el cabello e

