ENERGÍA INQUIETANTE.

3408 Words
ANDREA. Iván se estacionó afuera del hotel. El hotel se veía como una acogedora posada, un poco rústica, repleta de muchísimas plantas y vegetación. Los lindos balcones se mostraban; me imagino que tendrían una increíble vista. Sólo pensaba en darme una gran ducha, el agua cayendo por todo mi cuerpo y así poder relajarme y tratar de olvidar las últimas horas más largas de mi vida. María se veía agotada. Ahora lograba ver claramente algunas de las heridas que tenía en su cuerpo.   Bajamos del autobús para entrar al hotel y registrarnos; el chofer nos observó atentamente mientras caminábamos a la entrada del hotel. Miró primero a María y después a mí. Oye. –grito hacia mí. –Cuídate, no te metas en problemas. Princesita. Le sostuve la mirada sin decir una palabra, ese tipo era repulsivo. Seguí mi camino y me acerqué a la recepción para registrarme. María estaba a mi lado. Buen día, una habitación sencilla por favor. –pedí a la joven recepcionista. Sean bienvenidas al hotel “Itzamná”. Me permite alguna identificación. –Ella nos sonreía. Por supuesto. –le pase mi pasaporte. ¿Por cuánto tiempo se alojarán?  Hasta el sábado por la mañana.  ¿Le gustaría una habitación con vista al pueblo o a la alberca? Al pueblo por favor y si es con balcón mejor. Perfecto. Es una pena que no se queden hasta el final del carnaval. Aquí tiene la llave de su habitación. Cualquier cosa en que podamos ayudarle este es el número y extensión. ¿Disculpe? Pero, la otra señorita no me dio su identificación. Ella solamente pasará unas horas. Ella vive en este pueblo. –le sonreí Muy bien señorita Andrea. Que tenga una buena estadía. Gracias.  Nos dirigimos a la habitación, el hotel por dentro era hermoso. En cuanto llegamos a la habitación le pedí a María que se diera un baño antes de ir con su familia, así se sentía menos cansada y que llamara a sus padres para que vinieran por ella al hotel, no se veía tan convencida de la idea, aunque no le di otras opciones. María se me quedó mirando por largo rato, antes de caminar hacia el baño. Volteo antes de entrar y me volvió a mirar. Dios esta chica me daba una energía extraña. Caminé hacia ella y le ofrecí mi celular. Tal vez quería llamarlos primero. Ella observó el celular, pero no lo tomaba. ¿Qué pasó María? ¿No les llamarás? –le pregunté Es que donde yo vivo no tenemos teléfonos. Verás, nosotros somos una comunidad muy antigua, con tradiciones un tanto… cómo decirlo “arcaicas”.  ¡Oh! Eso será un problema, pero lo importante es que estés bien y a salvo. –estaba un poco sorprendida. Entra entonces a bañarte. Me imagino que tienes tanta hambre como yo. Vamos anda.  Ella entró al baño. Pensaba en marcarle a mi madre, me sentía extraña. Tenía miedo de sentir otra vez las premoniciones. Ella solía calmarme cuando era pequeña. Ahora, ella y yo éramos las únicas que sabíamos de mis dones. Insistía en decir que era muy afortunada. No sé en qué momento cambió tanto nuestra relación. Bueno en realidad sí lo sabía, pero no comprendía porque sucedió. Estaba encendiendo mi celular cuando alguien golpeaba la puerta de mi habitación. No esperaba que alguien viniera. Me encaminé a abrir la puerta. ¿Sí? –desconcertada y después irritada. Hola preciosa. Vi que entraste en este rústico lugar y me atreví buscarte para… -cerré la puerta en su cara antes de que terminara. No podía creer que se atreviera a seguirme. Volvió a golpear la puerta y gritaba algo que simplemente no me interesaba. Era insoportable ese chico. ¡Lárgate! –le grite mientras abría la puerta. –No me interesa. Adiós.   Se dio media vuelta, no sin antes mandarme un beso y guiño su ojo hacia mí. Tan odioso.  Camine al balcón. Observaba la grandeza y maravilla de la que gozaba este pueblo. Vi cómo una camioneta se iba acercando al hotel. Tenía la esperanza de que no fuera la misma camioneta, pero no fue así. Eran ellos. Iban a alojarse en este mismo hotel. ¿Oye? - dijo sacándome de mis pensamientos. Volteé a verla y no pude ocultar mi preocupación. - ¿Pasa algo?  ¿Sabes cómo llegar a tu casa sin problemas? –cuestione.  Al salir, pude notar que se veía más joven que hace unos momentos.  Note que las heridas habían desaparecido. No lo entendía, pero seguía yo de bañarme, así que me fui directo al baño. Quería tardarme todo lo que deseaba, pero me esperaba. Mi mente se relajó al sentir como se deslizaba el agua caliente por todo mi cuerpo, como si todo lo anterior se desvaneciera con el agua. Al salir del baño, estaba lista para hacer todas las preguntas que necesitaba. Estaba mi mente más clara. Así que atacaría con todas mis dudas.  María, ¿Qué es lo querían esos hombres de ti y tus amigas? ¿Son tratantes de mujeres? ¿Qué fue lo que les hicieron en todo ese tiempo? –Empecé a interrogarla sin preocuparme por usar el filtro. María me observaba con detenimiento. Parecía como si estuviera a punto de revelar un gran secreto o inventar una gran mentira. Yo era buena leyendo a las personas, con ella era demasiado difícil. Nos tuvieron cautivas por más de un mes, en una cabaña en medio de la selva. No sé qué es lo que buscaban, no se aprovecharon de nosotras. Aún me pregunto qué es lo querían de nosotras. –Alego María con la mirada perdida en sus recuerdos. Los hombres me mostraron una fotografía. Uno de ellos me dijo que era a su hija a quien buscaban. -dije sin apartar la mirada de ella para ver su reacción. Eso es lo que siempre dicen. Tenían fotos de todas. -respondió sin titubear. Eso era aún más extraño, no tenía sentido lo que esos hombres hicieron con ellas. Ella mentía, la foto era familiar. En ella se encontraban todos ellos sonriendo como una gran familia. Me quedé un momento recordando las palabras de María. Comencé a cambiarme, ella ya estaba lista. Le ofrecí otro cambio de ropa, lo bueno es que teníamos medidas similares. No estaba a gusto con la respuesta de María.  Mi celular comenzó a sonar. Era mi madre. Esperaría hasta que se fuera a buzón, era mejor comunicarnos por mensajes. *** Bajamos al restaurante del hotel moría de hambre. María se quedó a comer conmigo. Pasaba algo extraño, era como si nadie reconociera a María. Ella me dijo que vivía en su comunidad apartada un poco, pero aun así, no comprendía. Algo que me encantó de los lugares a los que viaje es que todos se conocían, estaban atentos y sobre todo cálidos. No tenía sentido alguno que no la reconociera.   Has sido muy atenta conmigo. Muchas gracias. –comenzó. - No fuimos presentadas en el mejor momento. Lamento mucho todas las molestias que te cause. En otro momento me hubiera encantado que fuéramos amigas. –Me sonreía tan inocente y llena de vida. Ha sido algo intenso la manera en que nos conocimos. Espero que pase el tiempo y tú logres superar lo que viviste. Estoy segura que hubiéramos sido amigas. Ahora sólo espero que te encuentres con tu familia. –Le sonreí tratando de darle consuelo. Terminamos el desayuno y fuimos a la entrada del hotel. La señorita de la recepción me comentó que estaría un guía de turistas al medio día. El clima era perfecto, se sentía el calor y al mismo tiempo la humedad en la piel. Me despedí de María deseándole buena suerte y le di mi número de teléfono por cualquier cosa. Ella me volvió a agradecer todo lo que hice por ella y se fue para el lado contrario de donde estaba esperando el guía y así era como todo esto terminaba. Yo tenía dudas de todo, pero  eso era por lo que yo he vivido. No tenía nada que ver con ella. Bueno chica a disfrutar este hermoso lugar. – Me dije con tanto entusiasmo. Seguí a todos en grupo caminando por el pueblo. Maravillada por los colores y los olores tan hermosísimos que nos rodeaban; ahora estaba segura que había elegido el mejor lugar para culminar este viaje. Comenzó a divagar mi mente mientras observaba con detenimiento todo a mi alrededor. Sin ponerle mucho caso a lo que el guía contaba. Recordé de nuevo una y otra vez la noche anterior. El momento en que los hombres hablaron conmigo. Ha decir verdad los hombres que vi anoche eran bastante atractivos. Eran tan diferentes a los que frecuentaba. Claro que eran diferentes, nada se podía comparar al círculo tan pretencioso que tenían por amistades mis lindos padres. Aunque su acento era muy parecido, era sofisticado. Estando aquí me di cuenta que no deseaba regresar. Tenía tanto miedo de volver y enfrentarme a mí misma. Cuidado… señorita… Price, ¿cierto? –Dijo Cameron al verme.   Me tenía entre sus grandes manos al momento en que chocamos para evitar que me callera. Podía perderme en su mirada; tenía los ojos muy bellos y qué decir de su sonrisa, su mandíbula tan marcada y la fuerza que se notaba en su presencia. Por alguna razón no temía al estar con él, sentía paz y seguridad. Pude ver su aura de un color naranja tan brillante, eso explicaba todo. Aunque tuve cuidado de no tocarlo. ¿Hola? ¿Qué hacen aquí? - dije y al instante se acercó su amigo, quien me observaba de arriba abajo, puede notar la intensidad de su mirada, la calidad que irradiaba. Estos chicos eran hermosos. Aunque, por otro lado, el aura del otro chico era tan oscura. Tan opaca. ¿No lo recuerdas? Estamos buscando a mi hermana, este es el pueblo más cercano a donde pudo llegar y donde… pues ella desapareció. ¿Desapareció? –cuestioné intrigada – ¿Creí que habían dicho que ella se fue por una pelea que tuvieron? Estaba temblando por dentro. Nunca me había sentido de esa manera, yo seguía entre sus manos, pero me soltó de inmediato cuando le hice aquella pregunta. Se notaba contrariado. Sin palabras para explicar la contradicción que habían tenido sus argumentos. Vale pues como sea, espero que la encuentren. –comente observando cómo miraba Cameron a Evan. -Suerte chicos. Nos vemos. ¿Dónde dejaste a tu amiga? –interrogó Evan  Me detuve en seco. ¿Cómo sabía el de María? ¿La había visto cuando salimos del hotel? Dios, ahora cómo iba a ayudarla.  Viajo sola. Ir acompañada te retrasa. –Le respondí tan tranquila como lo hacía cuando estaba discutiendo con mis padres. Es peligroso viajar sola. ¿no lo crees? –Me estaba retando. No si tomas tus precauciones. –No era alguien fácil de intimidar. Entonces, ten buena estancia, aunque sea en este pueblo. –no me quitaban la mirada. Ellos sabían algo más.  Vale, pues gracias. –dije dándome la vuelta para estar lo más lejos de ellos. Caminaba a toda prisa, tratando de alcanzar al grupo que estaba por suerte sólo a unas calles adelante. Yo aún sentía las manos de Cameron pulsando en mis brazos y la mirada de Evan como si invadiera mi alma. ¡Eh preciosa! ¿Dónde te quedaste? –Dijo el sujeto del autobús invadiendo mi espacio. Ese no es asunto tuyo. Deja de decirme preciosa. –Le objeta.  Venga ya, no te enojes bonita. Sólo no quiero que te pase nada malo. El guía nos está contando increíbles leyendas de este lugar y simplemente lo digo por tu bien no te alejes de mí. ¡No querrás que te lleven! -dijo el idiota, eligiendo el peor momento para decir ese comentario. No es necesario que te preocupes por mí, sé cuidarme muy bien. Y, por otro lado, tan sólo son historias para atraer turistas curiosos. Ahora si me disculpas me apetece una nieve en lo que recorremos el pueblo. –Le di la vuelta para ignorar los comentarios de él y de paso su presencia. Claro, bonita. Me encantan cuando toman la iniciativa. - dijo el chico. Eso no pasará, supéralo. –dije esquivando su mano y saliendo de su camino. ¡Vas a caer bonita, siempre lo hacen! - grito a mi espalda. Era un chico que aprobaría como relación mi madre. A veces creía que tenían por requisito ser unos cretinos. Pero mi madre lo que observaba es si era hijo de buena familia, futuro asegurado y con la imagen adecuada. Eso diría mi madre. Pero era obvio que las chicas tenían fecha de caducidad, después de eso únicamente las desechaba. Su insistencia conmigo se debía a que era la atracción del día.  Me incorporé al grupo para escuchar las historias que contaba el guía acerca de este pueblo. Estábamos en el kiosco del centro del pueblo, de aquí se podía apreciar los cerros que rodeaban todas las casas y construcciones del pueblo. Era simplemente hermoso, sentía tanta paz y tranquilidad. Me quedaría siempre en este lugar si pudiera. El guía estaba contando otra leyenda. No soy de las que cree en esas cosas, pero me parecía interesante como esos relatos definen tanto el desarrollo de estos pueblos.  “...Hace muchos años este pueblo estaba en guerras constantes por las diferentes tribus que co-habitaban el territorio. Dentro de esas tribus, una de las más importantes, estaba integrada por mujeres quienes estaban al mando. No sé sabe cómo lo lograron, pero sometieron a las otras tribus; gracias a ello todos los conflictos terminaron. Eso les ayudó a quedar a cargo de todo el lugar. Durante un tiempo se vivió una paz, sin embargo, todo se complicó cuando empezaron a abusar de su poder, atemorizando a todos… Se decía que ellas tenían poderes oscuros, vínculos con los demonios o seres infames que les brindaban privilegios… Esas mujeres siempre eran jóvenes y muy bellas, provocan a los hombres del lugar, para así conseguir todo lo que querían. Un día los pobladores, liderados por una de las pocas mujeres que quedaban fuera de su tribu, se negaron a darles provisiones u otras cosas que necesitaban para mantenerse y eso les hizo enojar y secaron todos los campos de sembradíos. Después de eso las cosas se fueron volviendo cada vez más hostiles, tanto que las mujeres ya no fueran más amadas en este lugar. Ellas  fueron habitando poco a poco la parte más impenetrable de la selva, donde contaban los curiosos que se atrevían a acercarse al lugar donde se realizaban sacrificios para mantenerse. Poco a poco se fue sabiendo menos de esas mujeres y eso causó intranquilidad a los lugareños, ya que era bien conocido el rencor que poseían ellas.  El último día de la cosecha, se hacía una fiesta en el pueblo. Eran momentos de gozo y celebración, puesto que los dioses estaban siendo generosos con nosotros. La fiesta era para ellos y todo el pueblo siempre se unía a los festejos. Lamentablemente ese día, fue momento de tragedia, pues se perdieron más de veinte chicas; jóvenes muy bellas e inteligentes. Se buscaron por mucho tiempo, pero no había ni rastro de ellas. Parecía que la tierra se las había tragado. Después de ese día, cada año, en la semana que se hacía el festejo, el último día de la cosecha desaparecía más y más chicas; lo que incito mucho miedo entre las personas. Todos decían que las culpables eran las brujas y que tenían que acabar con ellas, sin embargo, cuando varios hombres fueron a matarlas no las encontraron. Nunca se pudo ubicar a esas mujeres. El miedo seguía en el pueblo y más aún cuando la fecha se veía cerca. Lo único que se podía hacer era cancelar el festival para evitar todo tipo de funesto desenlace, pero se temía que los dioses se enojaron con ellos. No se sabía que debían hacer, por lo tanto, al año que siguió no se realizó ningún evento para celebrar la cosecha, sin embargo, de algún modo inexplicable una sola joven, hija del líder de la tribu, desapareció sin dejar rastro la noche final antes de que terminara el festival. Después de eso a las jóvenes mujeres se les tenía en toque de queda y en las fiestas no podían participar, hasta que se creó el festival de la libertad. Este festival se celebra la última semana de julio cada año, con la promesa de que encontrarán a las jóvenes que desaparecieron y que pronto acabarán con las brujas. Pasando el tiempo como no se logró encontrar las pobres jóvenes y con familias destrozadas, se hace el festival para traer consuelo a las familias y que la música y las luces las guíen hasta su hogar… siempre pidiendo a todos portar máscaras para su protección”. Me quede por mucho tiempo pensando en aquella historia. Cuando me di cuenta el grupo se había adelantado. Me senté en el kiosco del lugar reflexionando sobre la historia. Siempre la realidad supera a la fantasía. Yo era la prueba de eso. Vale, esa historia fue divertida. La gente de aquí se la inventa muy bien. – hable en voz alta sin darme cuenta. –Claro, los turistas somos una vasija de oro pasando el arcoíris. - seguía conversando. – sin embargo, debe ser muy divertida la noche con las máscaras y música.  Las personas cambian señorita, las historias son las mismas. Las leyendas siempre tienen algo de cierto y no estaría de más que una linda joven escuchara esas historias. –dijo detrás una anciana con la voz áspera y cansada. Fijó su mirada en mí. Esperaba alguna reacción mía. La señora pasaba de los cincuentas, eso lo podía decir por las canas en su cabello. Tenía la tez morena sin embargo su piel no poseía tantas arrugas. Su estatura no supera el metro sesenta y no era tan robusta. Disfrutaba de buena forma.  ¿A qué se refiere señora? ¿podría ser más clara con la advertencia que me da? –le pedí, fijando mi mirada en ella impidiendo que me intimidara. Ella también me observaba como si fuera un ser que tuviera tantos secretos.  Su energía podía sentirla, toda me invadía. Era una sensación extraña. Durante mi vida solo podía sentir eso cuando estaba frente a alguien con dones. Ella estaba por darse la vuelta sin responderme nada. Le impedí que me dejara con aquella duda. Cuénteme señora; ¿Qué secretos oculta este lugar que los vuelve a todos tan misteriosos? –dije siendo tan simpática y agradable algo que me enseñó mi madre para obtener lo que quería. Normalmente en esta última semana del mes los turistas ya no se encuentran en este lugar; es peligroso y sobre todo para jóvenes como tú. Este festival no es una celebración, pero si ustedes los turistas todo lo toman como diversión y si quieren tomarlo así está bien. Sólo te pido que no te quites la máscara en la fiesta del viernes y no se te ocurra explorar la selva sola o después del atardecer, es un lugar muy bello y a la vez peligroso para señoritas de ciudad. Soy bastante capaz de cuidarme sola. Si llegue a este pueblo es por lo bello y tranquilo que es. Le agradezco las sugerencias. –Las palabras de la anciana me confunden cada vez más pero no permitiría que me asustara. Turistas ¿Qué acaso no escuchaste la historia? Las chicas aquí corren grave peligro y si de por sí es difícil protegernos nosotros, ahora tenemos que proteger a unos adolescentes que no tienen idea de donde se meten. Únicamente haz caso a mis advertencias y podrás terminar tu viaje después de un año y regresar a tu hogar. Así como lo bueno existe, lo malo siempre está al acecho. La anciana se dio la vuelta y siguió su camino. No tuve oportunidad de contestarle algo, no me gustaba quedarme con la palabra. Aun así, era mejor que se hubiera ido. Ella emanaba un aura dañina. Robaba la energía de otras personas.  Era un ser que estaba al acecho. Para mí ahora estaba todo claro. Ella era de quien me tenía que cuidar.  Lo malo existía, eso lo sabía. A veces yo misma creía que era parte de lo más horrible de este mundo.
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