◇Capítulo 5◇

711 Words
Las persona era un poco más diferente creo que iba a ser el momento más bonito para un niño en la cual para mí no fue nada agradable, Así que mi día no fue tan exitoso como lo tenía en mente la verdad Pero creo que conocer a gente nueva y me hacía muy feliz a mi después de lo que me había sucedido verdad con mi papá siento que salir a Nuevos Horizontes para mí Era un gran éxito me hacía sentir bien aunque no comencé con el pie derecho pero puedo decir que las personas que conocí en el refugio en el albergue como la madre ha sido muy muy especial para mí, Así que yo era muy feliz estando en ese lugar creo que era una de los lugares que más me hacía feliz es estar en la alberca con la madre pero le escuela para mí era algo sumamente nuevo no tenía amigos desde que mi madre se fue y eso a mí me hacía muy feliz pues intentar algo diferente en mi vida no sabía de lo que vendría más al final pero si Estaba dispuesta a poder pasar todas las etapas y esto me hacía más feliz a mí pero si había cosas y situaciones que me da mucho miedo como el bullying en la escuela porque desde el principio comenzaron hacérmelo y la verdad no me sentía agradable porque al pasar muchas cosas difíciles en mi casa de mi tía a pasar cosas difíciles en la escuela donde Para mí sería un lugar de felicidad, pero Estaba dispuesta a pasar todo lo que viniera por encima de cualquier cosa Aunque me gustaría haber tenido amistades y amigos nuevos que cambiarán toda la situación de todo lo que haya pasado en el pasado Pero Estaba dispuesta a poder soportar esas cosas para mí lo más difícil puesto cortarlo de mi padre creo que puedo soportarte estando en el colegio gracias a Dios tengo a la madre que siempre está conmigo a pesar de que no le cuento todo porque aún me da mucho miedo de que ella sepa muchas cosas de mi vida pero ella siempre está conmigo y dándome su amor sincero... segundo, porque usted, mi joven amigo, es perfectamente incapaz de pretenderla, después de lo que va a oír. Óigame: La conocí hace diez años, durante los seis meses que fui su novio hice cuanto estuvo en mí para que fuera mía. La quería mucho, y ella, inmensamente a mí. Por esto cedió un día, y desde ese instante mi amor, privado de tensión, se enfrió.Nuestro ambiente social era distinto, y mientras ella se embriagaba con la dicha de poseer mi nombre, yo vivía en una esfera de mundo donde me era inevitable flirtear con muchachas de apellido, fortuna, y a veces muy lindas.Una de ellas llevó conmigo el flirteo bajo parasoles de garden party a un extremo tal, que me exasperé y la pretendí seriamente.Pero si mi persona era interesante para esos juegos, mi fortuna no alcanzaba a prometerle el tren necesario, y me lo dio a entender claramente.Tenía razón, perfecta razón. En consecuencia flirteé con una amiga suya, mucho más fea, pero infinitamente menos hábil para estas torturas del téte–a–téte a diez centímetros, cuya gracia exclusiva consiste en enloquecer a su flirt, manteniéndose uno dueño de sí. Y esta vez no fui yo quien se exasperó. Seguro, pues, del triunfo, pensé entonces en el modo de romper con Inés. Continuaba viéndola, y aunque no podía ella engañarse sobre el amortiguamiento de mi pasión, su amor era demasiado grande para no iluminarle los ojos de felicidad cada vez que me veía llegar.La madre nos dejaba solos; y aunque hubiera sabido lo que pasaba, habría cerrado los ojos para no perder la más vaga posibilidad de subir con su hija a una esfera mucho más alta. Una noche fui allá dispuesto a romper, con visible malhumor, por lo mismo. Inés corrió a abrazarme, pero se detuvo, bruscamente pálida. –¿Qué tienes? –me dijo. –Nada –le respondí con sonrisa forzada, acariciándole la frente. Ella dejó hacer, sin prestar atención a mi mano y mirándome insistentemente. Al fin apartó los ojos contraídos y entramos en la sala.
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