Si en el pasado me hubieran dicho que mi padre iba a volver a casarse, me hubiera reído. Sinceramente mi padre amo con locura a mi mamá, él hizo lo imposible por retenerla a su lado, pero sus intentos no funcionaron — el amor no puede ser unilateral —. Cuando ella se marchó para siempre de nuestras vidas fue difícil, pues no solo perdimos a nuestra madre sino también a nuestro padre. Él cayó en una depresión tan grande que prácticamente estaba al borde de la muerte, no recuerdo mucho de esos días, yo era un niño al cuidado de mi hermano mayor y como podrán suponer hizo lo mejor que pudo a pesar de todos los problemas que obtuvo la familia Anderson con la partida de mi mamá.
Mi familia está rota y quizás jamás pueda ser sanada. Sin embargo, la esperanza es lo último que muere y la alegría
